El nuevo vicerrector de Investigación da clases de matemáticas desde los 16 años
17 ene 2016 . Actualizado a las 05:00 h.El viernes Salvador Nava registró su firma en Hacienda como nuevo vicerrector de Investigación y Transferencia. Era un mero trámite, pero con mucho simbolismo para un matemático como él, tan atento al mundo: «Ahora ya está hecho, estamos ahí, solo espero estar a la altura de mi predecesor, Ricardo Cao, que además de amigo fue mi director de tesis». También tiene palabras bien amables para el candidato a rector que encabezaba la candidatura adversaria, Daniel Pena: «Está en la Politécnica conmigo y puedo presumir de que es un buen amigo», cuenta sobre una persona a la que consultará en más de una ocasión para crear el campus industrial en Ferrol. «Este campus tiene un futuro espectacular», sentencia un investigador bien alejado de la imagen del estudioso encerrado en la torre de marfil del mundo teórico.
Salvador da clases desde los 16 años para costearse los estudios. Siempre le gustaron las matemáticas y asegura que no se le ha resistido ningún alumno. Incluso ha calculado cuántos han escuchado sus explicaciones: más de 6.000, al menos 200 por año. «Siempre di clases particulares, cuando estaba en la carrera salía de la facultad y aún me quedan seis horas más de aula en la que yo era profesor y también fui camarero... Me buscaba la vida». Recuerda esa etapa con alegría, porque para él los alumnos siguen siendo los objetivos reales de su carrera. Y lo dice un investigador que tiene una larga trayectoria de colaboración con empresas, entidades y lidera proyectos punteros: materiales especiales para regeneración ósea, o teorías como la de Betanzos magic town, que demuestra que varias mesas de esta ciudad son la muestra perfecta del universo electoral de Galicia y España.
«La investigación y la transferencia de conocimiento están muy bien, pero nunca hay que olvidar que los verdaderos protagonistas son los alumnos, ellos son la razón de ser de la Universidad», concluye. Salvador ha recorrido todos los estrados que hay para los docentes: impartió pasantía y de profesor de instituto pasó a la universidad hace más de dos décadas. Le tocó compatibilizar las clases de bachillerato en Pontedeume con las de la Politécnica cuando el Enterprise quebró As Pías. «Era una maravilla venir en barco a Ferrol y barato, ese accidente nos trajo la AP-9», cuenta un estadístico que cree que el azar pesa mucho.
«Sparring» de Tasende
Los recuerdos del nuevo vicerrector de la UDC -uno de los dos del campus de Ferrol- son una caja de sorpresas: a los 18 quiso ser piloto en el Ejército del aire en una época en la que era sparring de figuras del boxeo como Tasende o Torito Gómez. Con el tiempo jubiló los guantes y los cambió por kárate y el running. Todos los años se apunta a varias carreras populares: «Tengo pendiente la Naval de Ferrol». En ellas cruzarse con sus pupilos le da un gran impulso: «Es un orgullo verlos bien, disfruto mucho cuando me saludan o cuando me los encuentro trabajando en grandes empresas, tengo a exalumnos en todo el mundo».
¿Cómo me veo?: «Veo el paso del tiempo en mi cara, aunque la verdad es que me miro poco. La vida va dejando sus huellas, pero yo creo que a veces hay que impulsarse un poco para llegar a los objetivos que cada uno desea. Aunque como estadístico tengo claro que el azar influye mucho más de lo que se pueda pensar».