Al banco de Loiba, a pie o en autobús

ana f. cuba ORTIGUEIRA / LA VOZ

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Atlas TV

La prohibición de acceder en coche arrancó con buena respuesta de los usuarios y alguna queja

14 abr 2017 . Actualizado a las 16:19 h.

A Dayro y a su amiga Briana, dos burelenses de origen caboverdiano de cuatro años, les gustó mucho el mejor banco del mundo, sobre todo por las fotos, «de espaldas y de rodillas». Era la primera vez que visitaban la costa de Loiba, con sus familias, que aparcaron el coche al pie del cementerio para subirse al autobús. «Creo que lo hemos estrenado», apuntaban, entre risas. La experiencia del bus lanzadera, puesta en marcha por el Concello de Ortigueira para evitar que esta Semana Santa se reproduzca el caos de tráfico vivido en algunos momentos del año pasado, arrancó ayer, con buena respuesta entre los usuarios y alguna queja.

 

«Es rápido, vas cómodo, te puedes parar a mirar, tomar fotos, no hay automóviles ni aglomeraciones... Nos vamos muy contentos», aseguraba una familia coruñesa. «¿Cómo que no podemos pasar con nuestro coche? Si hay que esperar el bus no nos da tiempo», protestaban dos parejas, cuando uno de los agentes de seguridad que controlan los accesos (con refuerzos de Protección Civil en los momentos de mayor afluencia) les indicaba, ya a la altura del templo, que el paso en coche solo se permitía a los residentes. De hecho, el personal contratado es de la zona, a sugerencia del Concello, para facilitar la identificación de los vecinos (alguno también se quejaba) y minimizar los trastornos.

«Vimos de Santiago, en ruta por esta zona, e queriamos ver os cantís, e de paso tamén o banco», comentaban dos jóvenes a la espera del bus. A primera hora funcionaba uno, pero pronto tuvieron que fletar otro para agilizar el flujo de viajeros. Pronto se cumplirá una década desde que Rafael Prieto, vecino de la parroquia ortegana, colocó un asiento de madera en Furnas, que en pocos años se ha convertido en uno de los mayores reclamos turísticos del litoral norte gallego. «Somos de Madrid, nos quedamos en Viveiro y estamos aprovechando la mañana para conocer el mejor banco del mundo. ¿Sabes cuánto se tarda en ir andando?», preguntaba una pandilla de madrileños, que prefirieron completar el trayecto de ida andando y regresar en el autobús.

Gallegos y capitalinos coparon las consultas recibidas en la oficina de turismo de Loiba. Pero buena parte de los viajeros ni siquiera se acercaron al punto de información, desviándose directamente hacia el banco. Eso sí, todos recibieron algún folleto turístico del municipio, ya que además de repartirlos en la caseta, los entregaba el personal de seguridad que regula los accesos (con dos tramos de sentido único, para agilizar la entrada y la salida de vehículos). Hoy y mañana se espera la mayor avalancha de gente. «Mamá, yo quiero volver otro día», repetía ayer Dayro.