El vigués Diego Martínez ha subido a Segunda con el filial, levantó una Liga Europa como asistente de Emery y ganó la Copa de Campeones con el juvenil
27 jun 2016 . Actualizado a las 08:32 h.La reciente época dorada de títulos, con tres trofeos europeos seguidos, su carácter de descubridor de estrellas detrás de fichajes de ganga y una cantera envidiada conforman la radiografía de este Sevilla que forma parte ya de la élite europea de clubes. Detrás de estas tres virtudes largamente alabadas se erige la figura del aplaudido director deportivo, Monchi, y también la del vigués Diego Martínez Penas. Este, de 35 años, los siete últimos en el equipo hispalense, completó ayer un nuevo éxito: ascendió a Segunda con el Sevilla Atlético. «Más que otro sueño cumplido, quizá este sea el sueño, así en singular. Es algo impensable, porque nuestro objetivo era la permanencia y, por supuesto, la formación de jugadores al mundo profesional. En ningún caso esto, ni por configuración de plantilla, ni por presupuesto... Pero el equipo ha conseguido configurar una muy buena identidad de juego durante estos dos años, ha ido creciendo en cada jornada, cada vez nos lo creímos más, teniendo muy buen rendimiento, y hemos conseguido una auténtica proeza», explicaba ayer en plena celebración.
No es para menos, pues acaba de devolver al filial a la élite (había militado en Segunda entre el 2007 y el 2009) en su segunda temporada como máximo responsable de su banquillo, después de que hubiese participado como asistente de Unai Emery en la Liga Europa levantada en Turín (en el 2014 contra el Benfica) o de conquistar como entrenador del juvenil la primera Copa de Campeones de la historia del club. «Me quedo con el día a día aquí, que es muy bueno. La verdad es que trabajar con Monchi es un lujo, un privilegio y un aprendizaje permanente», afirma.
Este joven canterano del Celta, que pasó en su base desde los 9 a los 18 años, hizo las maletas para jugar en Tercera en Cádiz, «pero como veía que nunca llegaría a más que a Segunda B, que en este sentido mi carrera estaba limitada, y ya me picaba el gusanillo de entrenar, hice INEF (en Granada) y tuve la oportunidad de entrenar en Tercera muy joven, con 25 años, (al Arenas de Arnilla) y las cosas me han ido muy bien», recuerda. Recibió entonces la llamada de Monchi que le cambió la vida, mientras el resto ya forma parte de la historia del Sevilla.
«Toda mi familia es celtista. Yo he sido socio del Celta desde los 5 años. Soy celtista de cuna y sevillista de adopción. ¿La próxima temporada un nuevo reto en Segunda? Vamos a disfrutar esto. Es muy difícil acabar el 26 de junio después de tres eliminatorias ante rivales fortísimos», señala. El Sevilla Atlético subió tras superar al Lleida en una tanda de penaltis en la que hubo que hacer doce lanzamientos. «Los penaltis nos dieron para ganar la Liga Europa en Turín, también para doblegar al Athletic de Bilbao este año también en Europa y ahora nosotros lo hemos emulado ante un excelente rival. La fuerza mental que ha tenido el equipo para aguantar... aquí en Sevilla jugar una prórroga es cansado, pero a la una de la tarde en estas fechas es una verdadera barbaridad», destaca.
Militó en la cantera del Celta, se fue a jugar a Cádiz, comenzó a entrenar y le llamó Monchi