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El último vuelo del «Principito»

Mª Esperanza Suárez

GALICIA

El descubrimiento frente a Marsella de los restos del avión que pilotaba Antoine de Saint-Exupéry confirma que se estrelló en el mar, aunque las causas aún se desconocen

07 abr 2004 . Actualizado a las 07:00 h.

Una pieza del motor y otra del tren del tren de aterrizaje han permitido la identificación oficial del avión que hace casi sesenta años pilotaba el escritor Antoine de Saint-Exupéry cuando desapareció en aguas del Mediterráneo. Los restos del Lightning P-38 reposan a ochenta metros de profundidad junto a la isla de Riou, en la costa marsellesa, donde fueron descubiertos hace cuatro años. Pero sólo ahora y con la ayuda de la compañía constructora Lockeed ha podido confirmarse que el número de serie 2734-L corresponde al aparato con el que el autor de El principito salió en misión de reconocimiento el 31 de julio de 1.944, en plena Guerra Mundial. Se resuelve así una parte del misterio que rodeó a la desaparición de este auténtico héroe entre los franceses, pero este descubrimiento siembra nuevas dudas sobre cuáles fueron las causas reales que provocaron que su avión se estrellara en el mar. Los restos analizados ahora por los expertos revelan que la hélice no está torcida ni aparecen impactos de bala. La conclusión es que la causa del desastre fue una caída vertical que tuvo lugar a gran velocidad. Descartada la posibilidad de un ataque alemán y comprobadas las excelentes condiciones meteorológicas de aquel día de verano, los defensores de la tesis del suicidio parecen ganar terreno. El experto en historia de la aviación Bernard Mark sostiene que ocho días antes de la misión que le costaría la vida, Saint-Exupéry había dejado caer algunas ideas en este sentido. Poco antes había plantado cara sin posibilidad alguna a una patrulla de cazas alemanes, que finalmente cambiaron de rumbo. La víspera de su último viaje «no durmió, estuvo de fiesta toda la noche», según Mark, que insiste en que cualquier otro piloto se habría ido temprano a la cama para enfrentarse en forma a un avión de última generación como el suyo. Unos días antes de su desembarco en la Provence, los aliados querían poner al día sus mapas y señalar los objetivos enemigos. El P-38 del escritor salió desarmado de la isla de Córcega y permaneció bajo control de los radares norteamericanos hasta alcanzar la costa, donde empezaba su misión fotográfica. En ese momento desapareció sin que hasta ahora se haya podido aclarar el porqué. El Departamento de investigaciones Arqueológicas Submarinas del Ministerio de Cultura francés ha trabajado en colaboración con el buceador marsellés Luc Vanrell, que en mayo del 2000 publicó las primeras fotos del avión y resucitó la polémica. Dos años antes, un pescador había encontrado en sus redes una esclava de plata con el nombre del aviador, el de su esposa Consuelo y la dirección de sus editores en Nueva York. Entonces, los expertos dudaron de su autenticidad y la familia denunció una superchería. Pero los buceadores profesionales de la región no se dieron por vencidos fácilmente.