La policía no descarta ninguna hipótesis.
23 ene 2012 . Actualizado a las 12:30 h.El miedo aún continúa metido en el cuerpo de Jasmina Martínez Romero, la joven dominicana de 23 años de edad que en la tarde del pasado sábado fue retenida, junto con tres niñas de 7, 8 y 10 años, y un bebé de mes y medio, por un hombre armado con un cuchillo en un piso de la plaza de Padre Rubinos, en A Coruña.
Los agentes de la brigada judicial de la Policía Nacional trabajan en varias vías de investigación, y no descartan cualquier posibilidad. Esperan que entre las huellas encontradas en la vivienda asaltada aparezca alguna distinta a la de los usuarios habituales del piso, y que sea del secuestrador.
Sandra y su esposo José, los padres del bebé, Jasmina y su hermana, la pequeña Paloma, acudieron ayer por la mañana al cuartel de la Policía Nacional en A Coruña para prestar declaración. Tanto Jasmina como la niña les contaron a los agentes cómo había ocurrido el asalto y los tensos e interminables minutos que pasaron retenidas por el hombre que entró en su casa armado con un arma blanca de grandes dimensiones.
Sobre las once y media de la mañana llegaron los cuatro, y el bebé en su carrito, al bar que regenta José y Sandra, el Mi punto, en la calle Rodrigo A. de Santiago, en el barrio del Ventorrillo. Venían algo desconsolados: «La policía aún no sabe quién pudo haber sido», contó José. «Cogieron muchas huellas. En el timbre de la puerta, en la puerta de la habitación, y también por los armarios, que los abrió todos y sacó la ropa para buscar algo que robar», subrayó Sandra. Más decepcionado se mostró tras el interrogatorio policial su marido: «Parece que hasta la culpa la tengo yo», comentó.
Recaudación del bar
La esposa insiste en que «lo que ocurrió en mi casa le puede pasar a cualquiera». Asegura que su familia no tiene enemigos, ni ningún tipo de problema con nadie. «Llegamos de Ponferrada a A Coruña hace nueve meses, y Jasmina vino desde Madrid en septiembre, y no conocemos a nadie. Esa mala persona eligió mi casa para robarnos, como si escogiese cualquier otra. Pero el dinero de la recaudación del bar del viernes y del sábado por la mañana lo tenía en el bolso, y no encontró nada», subrayó Sandra.
La mujer teme que el hombre pueda volver, «sobre todo ahora que sabe que la policía tiró con la entrada para rescatar a las pequeñas». Pero José ultimaba ayer la reparación lo antes posible de la puerta, echada abajo por los agentes del Grupo Operativo Especial de Seguridad (GOES). También les tranquiliza saber que la Policía Nacional montó un amplio dispositivo para dar con el secuestrador. Aseguran que confían en el trabajo de las fuerzas de seguridad, ya que fueron los agentes los que rescataron a la familia al entrar por la ventana de la habitación, donde se encontraban escondidas. «Fue como si apareciese Dios. Nos dijeron que estuviésemos tranquilas, que todo iba a salir bien. Que teníamos que esperar un poco para salir porque iban a entrar por la puerta otros policías. Fueron muy buenos con nosotros», recordó Jasmina.
«Cogieron huellas en el timbre, en la puerta y en los armarios porque lo revolvió todo»
«No tenemos enemigos. Esa mala persona eligió mi casa para robarnos»