«Se me fue de las manos el cuerpo de uno de los policías»

María Vidal Míguez
maría vidal A CORUÑA / LA VOZ

GALICIA

Este joven asturiano ayudó a salir con vida del agua a otro agente

01 feb 2012 . Actualizado a las 15:38 h.

A medida que pasan las horas, van apareciendo personas que le ponen cara a la tragedia que azotó el pasado jueves a la playa del Orzán. Pelayo González es otro joven que se ha ganado un trozo de cielo. El jueves hizo botellón en los jardines de Méndez Núñez, pero a las cuatro estaba en casa. Poco después sonó su teléfono para que fuera a recoger a un amigo que no se encontraba en muy buenas condiciones. «Cuando llegué estaba como una rosa, así que me fui un poco cabreado a casa por el paseo marítimo». Fue entonces cuando vio lo que estaba pasando en el agua.

Se acercó a la orilla, pero uno de los policías le indicó que se fuera a casa que «no pasaba nada». Pero él insistió. Y cuando le dijo que se encontraba perfectamente y que tenía conocimientos de primeros auxilios y socorrismo, le permitió quedarse en la zona, pero sin hacer nada, algo que no cumplió.

Segundos después vio como un policía salía del agua vomitando agua, y a continuación como «una ola no dejaba salir a un persona viva porque lo arrastraba». Sin pensarlo ni un instante, desobedeció las órdenes y se lanzó a por él. «Fui corriendo y lo agarré como pude, lo cogí tan fuerte que todavía tengo sus uñas clavadas en mis brazos», relata este joven asturiano que desde septiembre reside en A Coruña donde estudia un ciclo superior de actividades físico-deportivas. Una vez que se aseguró que estaba a salvo, lo dejó en la arena y no lo volvió a ver. Su mirada se centró en otro objetivo.

A escasos metros, una ola rompió contra la orilla y apareció un nuevo bulto, pero esta vez no hubo tanta suerte. «Era una persona, pero cuando lo cogí ya me di cuenta de que era un cadáver. Durante unos segundos lo tuve agarrado por los hombros, pero la fuerza del mar me arrastraba a mí, y finalmente se me fue», explica Pelayo, que como buen surfista supo controlar la fuerza del mar para salir ileso del agua con la ayuda de otro agente. Ahora con las fotografías de los desaparecidos delante, no tiene ninguna duda de que el cuerpo que tuvo en las manos era el de Rodrigo Maseda. «Tenía el pelo corto y negro, y era alto, podía medir metro setenta y cinco». Además recuerda que llevaba una chaqueta negra, que podría ser la prenda que posteriormente fue encontrada en las rocas de Riazor. Lo que pasó a continuación prefiere olvidarlo. «Al salir del agua me pidieron el DNI, pensaron que era un Erasmus que estaba borracho y me increparon», explica Pelayo, quien en vista de la situación decidió irse a su casa de San Andrés, donde continúa atormentado por el ruido del helicóptero.

pelayo gonzález joven que participó en el rescate en el orzán