Por qué Oporto no para de crecer

Carlos Punzón
carlos punzón VIGO / LA VOZ

GALICIA

Incentivos a las compañías, plan estable y las «low cost», piezas clave

04 mar 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

Cualquier análisis que se haga del aeropuerto de Oporto debe partir de la premisa de que se trata de la segunda terminal de un país. Por sus pistas pasa el 21,7 % del tráfico de pasajeros de la red aérea lusa, mientras que el conjunto de la oferta aeroportuaria gallega solo representa el 2,1 % de las terminales españolas. Pero asumido que se trata pues de escalas diferentes, hace solo cinco años Lavacolla, Alvedro y Peinador distribuían en conjunto 800.000 pasajeros más que el Sá Carneiro, que ahora en cambio se sitúa 1,6 millones por encima de la red aérea gallega.

¿Por qué un comportamiento tan diferente? ¿Por qué en cinco años Oporto absorbe 2,6 millones más de pasajeros y Galicia crece en solo un cuarto de millón de usuarios, pero con Alvedro y Peinador en caída libre?

Dos cuestiones inciden de manera básica en el crecimiento sin límite del Sá Carneiro: la existencia de un plan estable desde finales de los noventa, que se cumple por fases casi en su integridad y con el mismo equipo directivo, a pesar de los cambios políticos del Gobierno, y en segundo lugar, la autonomía de los gestores de la terminal para buscar rutas y compañías (impensable en España), con una política propia de incentivos para las aerolíneas en función de los intereses de la terminal.

La terminal lusa ha ido creciendo desde 1998 hasta el 2005 en espacio y servicios hasta dimensionarse para tener capacidad de mover a 25 millones de usuarios. Ha superado ya la barrera de los seis millones y para el 2020 cuentan con llegar a los diez. Todas las equipaciones podrían duplicarse ahora mismo, la estructura funcional de la terminal fue planificada en espejo, con lo que sus 60 mostradores se podrían convertir en 120 de inmediato. Los saltos están previstos, hasta el espacio para el AVE, aunque no se sabe si algún día se construirá.

Pero quizá la clave del crecimiento de Oporto se encuentre en la estabilidad que se busca en la apertura de cada línea. Dos años se invierten en estudiar su viabilidad, y una vez abierta la compañía recibirá incentivos si crece a porcentajes predefinidos. No se cobra hasta después de dos ejercicios, con lo que las aerolíneas suelen llegar para quedarse. Actualmente suma ya 60 destinos en su tablilla, en la que se conjugan todo Centroeuropa, la América de la emigración y ahora África.

Pero el Sá Carneiro no sería lo que es hoy sin los vuelos de bajo coste, más del 55 % de su clientela. Oporto las ha ido atrayendo, distribuyendo sus destinos y también haciéndolas competir. Esa es una de sus claves.

El Sá Carneiro inauguró ayer su propio hotel de bajo coste, a 35 euros la noche

Hace cinco años movía 800.000 pasajeros menos que la red aérea gallega en conjunto