La mujer, de 32 años, había acudido entre lágrimas al hospital relatando episodios espeluznante
18 abr 2012 . Actualizado a las 07:00 h.Hace ahora dos años y medio, una mujer de 32 años y de nacionalidad cubana acudió entre lágrimas al hospital diciéndoles a los médicos que su jefe la había violado. Dijo que no era la primera vez y les relató episodios espeluznantes. A pesar de que la exploración ginecológica no apreció heridas, el forense le diagnosticó un trastorno crónico de estrés postraumático, que considera propio de una persona «expuesta a un acontecimiento estresante y amenazante». Horas después, ese hombre, de 77 años, fue detenido en Carral por la Guardia Civil. El juez lo dejó libre tras escucharle que las relaciones eran consentidas y que todo se debía a los celos de su empleada, que se vengó al comprobar que jamás se separaría de su esposa. Ayer repitió lo mismo desde el banquillo de los acusados de la Audiencia de A Coruña. El fiscal pide que este empresario sea condenado a 23 años de prisión.
El hombre, defendido por Víctor Espinosa, recordó que la mujer empezó a trabajar para él en marzo del 2009 y ya muy pronto comenzaron a mantener relaciones. Y si se lanzó fue porque ella no hacía más que insinuarse: «La fotocopiadora estaba detrás de mí y cuando pasaba se pegaba mucho». Recordó que mantenían relaciones «dos o tres veces por semana. A pesar de que lo intentábamos más, somos humanos», en la oficina o en una casa de campo, «nunca en un hotel, que cuesta 60 euros».
Por su parte, la víctima, representada por el letrado Manuel Ferreiro, relató un auténtico infierno y que la forzó armado con una navaja varias veces.