Un universitario de Pontevedra vive en una caravana frente a su facultad
26 abr 2012 . Actualizado a las 13:57 h.Los alumnos de Bellas Artes son conocidos por su creatividad y su carácter inconformista. Yago Román Freire, un barcelonés que se incorporó a la facultad de Pontevedra en septiembre, es un ejemplo de cómo salvar obstáculos a base de ingenio y soluciones poco convencionales. El estudiante de primero de carrera, a falta de solvencia económica para pagar un alquiler, vive en un camión frigorífico de 3.500 kilos de carga adaptado como caravana frente a su facultad.
«Paso todo el día metido en la universidad o en casa de mis amigos», asegura el barcelonés. El remolque apenas cuenta con 1,76 metros de alto, lo justo para no despeinar a Yago. En su interior se apiñan dos literas, una cocina, una nevera, un escritorio, una ducha y un servicio. «Es imposible hacer vida aquí, y mucho menos un cuadro o una escultura, es por eso que me paso prácticamente todo el día metido en la facultad», explica el universitario de 30 años.
La falta de espacio no es el único inconveniente. El viento sacude el remolque por las noches, impidiéndole dormir, y hasta hace poco una gotera caía al pie de la cama, después de que unos ladrones forzaran la claraboya del remolque para llevarse como botín una lata de mejillones.
Duchas por 9 euros al mes
Para evitar las multas, el alumno no dispone en la caravana adaptada de agua corriente o luz. Tampoco puede abrir las ventanas y mueve su casa pontevedresa cada 72 horas. Yago conoce bien el reglamento municipal y los requisitos que supone estar acampado. De modo que resuelve sus necesidades más básicas en los lavabos de la Facultad de Bellas Artes y ha adquirido un bono cuatrimestral en el gimnasio del campus, en donde cuida su higiene personal por poco menos de 9 euros al mes.
Aun con todo, estos esfuerzos no fueron suficientes para impedir que se encontrara con una multa hace unas semanas por estacionar en un carril de circulación reducida. Una sanción que indignó al barcelonés, quien recurrió una multa que, en sus circunstancias, es inasumible.
El estudiante está casado y paga un alquiler de 520 euros por su domicilio familiar, en la Ciudad Condal. En ello emplea toda la ayuda que recibe como desempleado con cargas familiares. El único ingreso con el que cuenta para sobrevivir en Pontevedra son poco menos de 600 euros que recibió por una beca estatal de movilidad.
Yago recorta en gastos el fin de semana, cuando acude a la casa materna en Vigo. Allí lava la ropa y carga el camión de comida ya cocinada para la semana. Eso sí, congelada previamente, para que aguante más días en la pequeña nevera que contiene el remolque frigorífico.
El camión, un Mercedes Benz 307 D de tercera mano con tres décadas sobre su chasis, difícilmente alcanza los 80 kilómetros por hora. Los trayectos se alargan cada vez más para «el chaval de la caravana», el sobrenombre al que se ha acostumbrado el barcelonés, que, pese a todo, mantiene la sonrisa y brinda el poco espacio que tiene a los trastos de sus compañeros.
una vivienda improvisada
No tiene luz, se asea en un gimnasio y mueve el camión cada tres días para evitar multas