Llega el copago que anunció Feijoo y el Gobierno negaba

Gonzalo Bareño Canosa
gonzalo bareño MADRID / LA VOZ

GALICIA

A partir del 1 de julio, más de 700.000 gallegos tendrán que pagar un 10 % de su gasto en medicinas

25 jun 2012 . Actualizado a las 09:55 h.

No sé si, tal y como están las cosas, queda todavía alguien interesado en la política. Pero quien de verdad esté atraído por este oficio ha recibido gratis en los últimos años un máster en el que ha podido confrontar dos formas opuestas de hacer política y de explicarla a los ciudadanos. A partir del 1 de julio, más de 700.000 gallegos tendrán que pagar un 10 % de su gasto en medicinas. Es la consecuencia del copago farmacéutico aprobado por el Gobierno en abril. Se trata sin duda de una medida injusta. Pero eso no impide que, desde hace mucho, casi todos fueran conscientes de que, dada la situación dramática de las cuentas públicas, iba a ser imprescindible tomarla.

Y aquí radica precisamente lo que diferencia esas dos formas de entender la política. Durante el último período del Gobierno socialista no eran pocos los ministros y los dirigentes del PSOE que reconocían en privado que la situación era poco menos que insostenible y que, fuera del color que fuera, el nuevo Gobierno no tendría más remedio que poner en marcha medidas muy duras, especialmente en el ámbito de la sanidad y los servicios sociales. Y, pese a ello, el discurso oficial estaba anclado en la teoría de los brotes verdes y del supuesto suelo económico que se había tocado. Esa política, como ya se vio, no impidió que se produjera un vuelco político en las elecciones generales celebradas en noviembre del 2011.

Mariano Rajoy parecía haber aprendido esa lección y, cuando llegó a la Moncloa, aplicó la receta contraria: pintar un panorama exageradamente catastrófico para que cualquier leve mejora sobre lo previsto fuera vista como un triunfo. Pero ese patrón duró poco y el Gobierno optó finalmente por asumir el modelo de negar que fuera a tomar cualquier medida difícil hasta el momento mismo de tomarla. Así ocurrió con la subida de impuestos, el abaratamiento del despido o el copago farmacéutico.

Frente a esa fórmula, otros dirigentes del PP, con Alberto Núñez Feijoo a la cabeza, consideraban desde hace tiempo que era mucho más rentable en términos políticos asumir el coste de empezar a hacer pedagogía entre los ciudadanos sobre la inevitabilidad de aplicar ciertos recortes para evitar que, cuando llegara el momento, además de votos se perdiera credibilidad. Mientras el Gobierno seguía negando por activa y por pasiva que se fuera a introducir el copago, Feijoo daba por hecho en público que sería necesario introducirlo. El mismo Ejecutivo que ha terminado tomando esta medida forzó en su día a Feijoo a matizar el discurso sobre la necesidad del copago. Son sin duda dos formas distintas de entender la comunicación con los ciudadanos. Lo que está por ver en Galicia es si en las urnas resulta más rentable el modelo de negar lo inevitable o el de anunciar lo imprescindible.