Una ourensana que fue víctima de malos tratos durante 10 años relata su experiencia
29 jun 2012 . Actualizado a las 07:00 h.Marisa, nombre figurado, fue víctima de malos tratos durante diez años. Su novio la golpeó por primera vez muy poco después de que comenzaran a salir, cuando ella tenía 16 años. Estaban en un bar y ella se dio cuenta de que él consumía drogas, por lo que se lo recriminó. «Me dio un bofetón porque lo llamé cocainómano delante de sus amigos», recuerda. «Que por qué no lo dejé entonces, pues porque estábamos empezando. Yo tenía la ilusión del enamoramiento y él vino enseguida a disculparse», recuerda.
Y lo perdonó. A los pocos meses él le pidió que se fueran a vivir juntos, pero la convivencia no era lo que ella esperaba. «Yo no podía salir con mis amigos, ni hacer nada. Siempre me controlaba. De todo lo que pasaba yo tenía la culpa», asegura.
Mientras ocultaba a su familia que comenzaba a caer por un precipicio, Marisa se desvivía cada día para mantener a su pareja. «Yo tenía que trabajar para a él, en lo que fuera. No hacía nada, vivía de mí», recuerda.
Después de dos años, harta de los golpes e insultos, se decidió a huir. «Me fui de casa y él se volvió loco, llegó a agredir a mi madre y me dijo que si no volvía con él, le haría algo peor». Muerta de miedo, regresó. Y se encontró de nuevo con las promesas de que todo iba a ser mejor, así que se las creyó. Y se quedó embarazada, pero todo siguió igual. O peor.
«Un día llegó muy tarde a casa drogado y borracho. Empezó a chillar y a amenazarme y al niño, que tenía dos años, le dio una crisis de nervios. Cuando se tranquilizó me dijo que no quería vivir en esa casa».
Así que tomó la decisión, de forma definitiva. «Me preparé para irme. Hice un curso y le dije que me tenía que ir a trabajar a otra ciudad. Él accedió, pero cuando vio que no le enviaba el dinero, volvió a atacar a mi madre y al niño. Entonces lo denuncié».
Desprotegida
Sin embargo, asegura que las cosas no fueron como ella esperaba. «Ves los anuncios de las mujeres maltratadas, las recomendaciones de la policía para que denuncies y después te das cuenta de que es todo mentira. O te presentas con la cara machacada por todos lados o no te hacen ni caso», lamenta ella, que apostilla: «Hace cuatro años que me divorcié y sigo igual. Lo he denunciado ocho veces y siempre se ha salvado. He sido yo la que ha tenido que cambiar de domicilio muchas veces porque siempre me encontraba. Él ha seguido igual», explica. En este tiempo, ha sido víctima de numerosas amenazas pese a las órdenes de alejamiento. «¿Para qué sirve entonces una orden de alejamiento? ¿Le doy con ella en la cabeza cuando se acerque a mí?». Gracias a la distancia, a su familia y a su nueva pareja, está logrando salir adelante, pero asegura que para proteger a las maltratadas las Administraciones aún tienen mucho que hacer.
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