Una gata quema un piso en Vigo

E. V. PITa VIGO / LA VOZ

GALICIA

Miguel Estévez

Tiró una vela sobre un colchón y obligó a desalojar un edificio de 8 plantas

17 jul 2012 . Actualizado a las 19:58 h.

Un policía nacional y un vecino intoxicados, un edificio de ocho plantas desalojado y una habitación quemada. Quien originó este aparatoso incendio tiene nombre: Chimenda, la traviesa gata del vecino del cuarto.

Todo empezó a las siete de la mañana en el número 52 de la céntrica calle Pizarro. La gata negra Chimenda entró al alba en una habitación vacía en la que el dueño, según dice, había colocado velas. «Debió de quedar una encendida y la gata la tiró sobre el colchón, que ardió», relató ayer Víctor, el dueño. Este se despertó por el humo y vio su colchón en llamas. «Estaba durmiendo al lado y el fuego era incontrolable», explicó. Corrió a casa de su vecina de enfrente y avisaron a los bomberos.

Las llamas quebraron los cristales y el humo ascendió por el patio de luces, lo que despertó al vecino de arriba, Isaac Vázquez. «Me sentí incómodo, me asomé y olí a plástico quemado», relató. Al salir al descansillo, aspiró una nube de humo. Buscó el origen, descubrió el fuego en el cuarto piso y dio la alerta. «Llamé a todos los timbres hasta el séptimo piso. Los de arriba ya estaban enterados», señaló.

Isaac vio llegar a varios policías, que dieron patadas a la puerta para derribarla. «Cogí un extintor y les propuse golpear con él la cerradura y así entramos», dijo el vecino. Justo en ese momento, apareció el morador de la casa en llamas. Una vez dentro, vertieron los extintores sobre el colchón incendiado. Al no ir equipados, inhalaron humo y, más tarde, solicitaron asistencia médica. «Escupí algo muy negro y pedí que me mirasen el pulmón, tenía mal la garganta», relató Isaac.

Los policías desalojaron a la mayoría de los vecinos, aunque, según la comisaría, hubo «tensión» a causa de tres residentes de avanzada edad y con problemas de movilidad, y varios niños a los que abrigaron y cobijaron en el coche patrulla. Otro testigo afirmó: «Olimos a quemado y bajamos toda la familia». Los bomberos sofocaron rápidamente el fuego y aconsejaron a los vecinos que no huyesen por las escaleras, pues era más práctico encerrarse en casa y taponar con trapos las rendijas de la puerta.

Víctor examinaba ayer los daños en los pasillos y en la habitación, que califica de cuantiosos. Al menos, Chimenda está bien.