El sector intensifica la búsqueda de metales para frenar su descenso
17 sep 2012 . Actualizado a las 06:00 h.Pizarra, granito y arena. En esos tres materiales se resume la mayor parte de la actividad minera hoy en Galicia, con casi toda la producción destinada a un sector que se mantiene prácticamente congelado en el territorio nacional: la construcción. Los tres grandes de la minería gallega resisten viendo cómo sus balances caen año tras año a la espera de que la coyuntura mejore. Entre el 2007 y el 2010, el sector en su conjunto perdió un 22 % de su facturación. A falta de que se hagan oficiales las cifras del 2011, nadie espera que la pérdida acumulada esté por debajo del 30 %, ya que la caída de la demanda se ha acentuado notablemente.
Sin embargo, mientras la construcción hiberna, el precio de los metales se ha disparado y ha reavivado el interés por antiguos yacimientos bajo el suelo gallego, ya conocidos e incluso explotados. El proyecto de Corcoesto (Cabana de Bergantiños), que espera la autorización de la Xunta para empezar a extraer oro, es solo la avanzadilla de un grupo de empresas que calculan la rentabilidad de otras iniciativas por toda Galicia.
Del tantalio al oro
Desde 1990, la Administración autonómica recibió 37 solicitudes para explorar o investigar minerales metálicos. La mitad de esas iniciativas fueron tramitadas entre el 2008 y el 2011, año en el que fueron pedidos doce de ellos. El objetivo son metales que van del tantalio, esencial en la fabricación de componentes electrónicos, al oro, pasando por el estaño, la plata, el cobre o el wolframio. Este último metal, con una gran leyenda en el pasado reciente de Galicia, ha sido el primero en ser reexplotado, con minas reabiertas en San Fins (Lousame) y, de forma inminente, en Santa Comba.
La insólita y creciente actividad investigadora en el subsuelo gallego no solo está relacionada con el incremento de precio de los metales que se investigan, sino también con los avances técnicos que hacen posible una extracción más eficaz y convierten en viables yacimientos que en su día fueron abandonados por su falta de rentabilidad. La posibilidad de que estas investigaciones cristalicen en explotaciones reales es variable. Pero la reapertura de las minas de wolframio y lo avanzado del proyecto de extracción de oro en Corcoesto (Cabana de Bergantiños) confirman que, tras el interés de los investigadores, hay inversiones reales que buscan rendimiento en los olvidados metales gallegos, cuyo valor hoy en los mercados mundiales les ha mejorado el atractivo. En pocos años, varios de estos proyectos podrían ya estar en producción, si los precios siguen altos. Muchos creen que seguirán todavía con altas cotizaciones antes de que la construcción inicie el proceso de reactivación.
Descensos del 40 %
Entre los subsectores mineros, el que peor lo está pasando es el de los áridos, que se trata, a su vez, del que asume la mayor parte de la producción. Con el ejercicio del 2010 finalizado, había descendido un 23 % en relación al 2007. Sin embargo, los empresarios calculan que ese porcentaje estará ya rondando el 40 % cuando acabe este año, el peor que recuerdan los empresarios de los áridos. El año 2012 no está siendo mejor para el granito y la pizarra. En este último caso, la exportación había conseguido frenar la caída en el 2010, con un aumento de beneficios por la demanda de mercados como el francés o el alemán. Sin embargo, las nuevas perspectivas de recesión frenaron esa vía devolviendo a la pizarra gallega a la senda del descenso.