La acusada de la muerte de un bebé: «Pregunté si [el fármaco] era para el peque»

francisco varela FERROL / LA VOZ

FERROL CIUDAD

Fiscalía y familia piden inhabilitar a la acusada del error médico en el hospital de Ferrol

15 mar 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

El primer caso en el que el hospital público de Ferrol reconoció públicamente un error que causó la muerte de un recién nacido se vio ayer en los juzgados de lo penal. En el banquillo, la enfermera S.B.P., que le inyectó por equivocación el fármaco Metherghim (un antihemorrágico habitual) destinado a la parturienta.

Los hechos ocurrieron a última hora de la tarde del 20 de noviembre del 2010 en el paritorio del Arquitecto Marcide. La acusada, una joven profesional que un año antes había terminado la carrera, tenía un contrato de 48 horas para sustituciones en el centro hospitalario y poco antes del parto de M.T.J. fue destinada al equipo médico que la asistía. Había, como fue evidente en la vista oral de ayer, una gran diferencia en experiencia y edad entre la joven sanitaria y el resto del equipo. De hecho, la matrona, con más de 30 años de experiencia, no llegó a contradecir la versión de la encausada, si bien de sus palabras se desprende que actuaban con mucha coordinación, de la que era ajena la chica nueva.

El alumbramiento fue natural pero asistido con ventosa (un parto instrumental, en términos técnicos) y la joven madre sangraba, no en abundancia, pero requería la atención de la ginecóloga, que ordenó inyectarle el indicado fármaco. Es en este punto donde surge la controversia. La enfermera, que se encontraba en la parte trasera (la ginecóloga cosía y estaba pendiente de la madre; la pediatra, del bebé, Aitana se iba a llamar, sana y de buen peso) escuchó la orden y solícita le dijo a la matrona que ya se ocupaba ella. Fue a la nevera a buscar el Metherghim y en el pasillo o en la entrada se volvió a encontrar con la matrona: «¿Es para el peque?», preguntó a la matrona -declaró en la vista- «y ella me dijo pínchala en el muslo».

Este cruce de palabras es la clave. M.?A., la matrona, reconoció al tribunal que no podía aclarar con precisión si le entendió bien la pregunta: «Yo no oí si preguntaba es para el peque, sí le dije se la pones intramuscular, en el muslo».

En todo caso aclaró que el Metherghim es un compuesto habitual en ginecología y partos y por ello entendía que la enfermera tendría que saberlo. Aunque la pediatra presente declaró que no sabía qué era, lo que quita contundencia al criterio anterior.

No pudieron salvarle

La consecuencia fue fatal. La ginecóloga preguntó si habían puesto el medicamento a la madre y fue la propia enfermera quien lo aclaró. Inmediatamente se puso en marcha el intento de salvar al bebé, que murió al día siguiente. La hermana de la parturienta, que estaba a la entrada de la sala de partos también declaró. Asistía porque era el primer hijo de su hermana, entonces de 29 años. Entró y le preguntó si se mareaba. Al oírlo, fue cuando la ginecóloga preguntó si le habían inyectado el antihemorrágico. Vio entonces a la acusada echarse las manos a la cabeza y decir ¡Ah, se lo puse al bebé! De hecho, fue su entrada la que hizo que se descubriese el fallo.

La fiscala imputó un delito de homicidio por imprudencia grave y solicitó dos años y medio de cárcel, más indemnización e inhabilitación por 5 años. A esto se sumó el letrado de la familia. La defensa planteó toda su estrategia en que la acusada preguntó, hubiese o no comprensión a su cuestión. De manera que, alegó, de tratarse de una imprudencia sería colectiva, de quienes mandaban en el acto médico (el parto), que tendrían que estar igualmente acusados. Por eso aceptó solo la posibilidad de una falta, o abordar lo ocurrido como asunto civil o de responsabilidad patrimonial de la Administración.

La hermana de la madre: «Vi cómo echaba las manos a la cabeza ¡Ah, se lo puse al bebé!»