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Las dudas de Feijoo sobre De Cospedal

Gonzalo Bareño Canosa
Gonzalo Bareño MADRID / LA VOZ

GALICIA

«El tiempo dará y quitará razones a este nombramiento». Así valoraba el presidente de la Xunta la decisión de Rajoy de mantener en el puesto de secretaria general del partido

25 mar 2013 . Actualizado a las 16:10 h.

«El tiempo dará y quitará razones a este nombramiento». Apenas habían transcurrido unos minutos desde el cierre del último congreso nacional del PP en Sevilla en febrero del 2012, cuando el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijoo, valoraba de esta manera, en una entrevista para La Voz de Galicia la decisión de Mariano Rajoy de mantener en el puesto de secretaria general del partido a María Dolores de Cospedal.

No es el tipo de declaración que uno esperaría tras un congreso celebrado en plena euforia solo tres meses después de la histórica victoria en las elecciones generales que dieron a Rajoy una mayoría absoluta de 182 diputados. Y menos, si se tiene en cuenta que quien se mostraba tan escéptico sobre la elección de Rajoy era uno de sus hombres más cercanos y uno de sus principales asesores.

Aquellas dudas de Feijoo sobre la capacidad de la ya entonces presidenta de Castilla-La Mancha para compatibilizar su cargo autonómico con la dirección del partido sonaban entonces enigmáticas en medio de la fiesta en la que, de cara al exterior, se había convertido aquel congreso. Solo un año después, la inquietud de Feijoo se manifiesta totalmente justificada.

El triunfo de De Cospedal en aquel congreso se interpretó como una victoria sobre Javier Arenas, al que todos daban como candidato in pectore a la secretaría general tras su fracaso en la cuarta tentativa de hacerse con la presidencia de Andalucía. Hoy sabemos que muchos de quienes cuestionaban la continuidad de De Cospedal no eran precisamente entusiastas de Arenas, sino que promovían una renovación profunda en el partido porque sabían la que se le venía encima a Mariano Rajoy.

Es obvio que De Cospedal intentó cortar de raíz, con el respaldo de Rajoy, el chantaje al que Bárcenas sometía al PP. Pero también que no contaba con la autoridad suficiente como para dar el paso, como confirma su pésima gestión del caso. El hermetismo de Rajoy sobre los motivos que le llevaron a dejar de nuevo el partido en manos de una De Cospedal ya muy discutida, sumió en el desconcierto a algunos dirigentes del PP. Feijoo, que ya entonces tenía decidido adelantar las elecciones gallegas, se jugaba mucho en el envite. Prefirió no entrar en batalla, aunque dejó claro en aquella entrevista que a él no le parecía «correcto» que un presidente de comunidad autónoma perdiera «dos horas cada lunes» para ocuparse del partido. Un año después de aquellas dudas de Feijoo, es obvio que el tiempo ha quitado razones a la decisión de Rajoy de mantener a De Cospedal al frente del partido. Lo que no está claro es si está a tiempo de rectificar.