La corrupción, con las nuevas revelaciones de los casos Pokémon y Gürtel, así como la reaparición de José María Aznar han copado la actualidad de la semana.
-Muchos colegas se quejan en privado de que es la peor época para ser alcalde.
-No estoy de acuerdo. Es la mejor época para demostrar que se puede gestionar bien incluso en las peores circunstancias.
-Pero a la crisis se suma el descrédito de la corrupción.
-Decía Vaclav Havel que la política es posible si hay una ética muy elevada y en España, como en Galicia y La Coruña, hacen falta políticos que vivan como lo hacen los ciudadanos, a pie de calle, y no enrocados en un castillo de confort y lujo.
-¿Ha cobrado sobresueldos?
-[Rotundo y serio]. No.
-¿Cómo se ataja el problema de la corrupción?
-Necesitaríamos un servicio de urgencias judicial para acelerar las soluciones a estos problemas. No pueden estar abiertos estos procesos años y años.
-¿Es usted el gran barón del PP?
-En ningún caso. Eso revela una concepción personalista de la gestión que no se corresponde con el Partido Popular. A nosotros nos gusta estar en contacto con la gente y escuchar para ser su referencia en un proyecto colectivo, frente a la figura de un líder personalista o un reducido grupo de poder.
-¿Qué opina de la estrategia de Abel Caballero? ¿Obtiene más réditos por enfrentarse a la Xunta?
-La ciudad-estado es un modelo que ya se ensayó en La Coruña y hoy es justo lo contrario: una ciudad abierta, sin fronteras, con lazos con todo el mundo. ¿Rivales? Nuestros competidores están fuera de Galicia y yo pertenezco a otra generación de alcaldes, los que buscamos soluciones y no problemas.
-¿Cómo calificaría la reaparición mediática de José María Aznar exigiendo un cambio de rumbo al Gobierno?
-Sin ánimo de querer polemizar y respetando el derecho de todo el mundo a opinar lo que estime oportuno, creo que haría bien limitándose a seguir ejerciendo su papel de expresidente.