Condenada a pagar 4.000 euros por hacer un escrache a una mueblería en Ferrol
FERROL CIUDAD
Protestó ante el establecimiento porque consideraba que el armario que le instalaron no se ajustaba a las medidas
27 may 2013 . Actualizado a las 07:00 h.Cuando en enero del 2010 Cristina S. se decidió a comprar una composición de varios muebles para su domicilio no imaginó que tres años después sería condenada a pagar más de 4.000 euros a Establecimientos Corral, sociedad que le hizo la venta.
Y es que la ahora condenada no sabía que la práctica del escrache (todavía no estaba de moda en España) podía estar penada. Pero protestar fue lo que le pidió el cuerpo cuando observó que el armario que le instalaron (última pieza de la composición) no se ajustaba a las medidas. Se irritó y acudió a muebles Tuco (marca comercial de la empresa) a protestar. Tras increpar a los empleados, según reza en la sentencia, la respuesta que obtuvo fue que la empresa estudiaría el problema.
Pero esta respuesta, lejos de agradarle, aún irritó más a la compradora. «Si tú no me lo arreglas, yo se lo cuento a todo el mundo», debió de pensar Cristina en aquel momento. Y así fue. Días después «irrumpió en el establecimiento con una pancarta sujeta al pecho con unas cuerdas con las palabras siguientes: «No compren en Tuco, a mí me engañaron, solución ya!!!», y poco después aparecieron tres personas más, que se unieron a la demandada en su actitud, ahuyentando e impidiendo la entrada a los clientes en el lugar.
Los empleados avisaron al jefe y este dio la orden de que llamaran a la policía, según recoge la el fallo dictado.
La presión tuvo efecto y el comercio le retiró los muebles y le devolvió el dinero pagado. Pero la autora de la protesta también le había hecho mucho daño a la mueblería, que achaca a su presencia allí la escasa recaudación de ese día. Y la demandó. El abogado coruñés Ignacio Espinosa basó la reclamación en que, según la media de ventas de los 31 días de apertura en enero, muebles Tuco había perdido en aquella fecha 3.311,70 euros por la actuación de la mujer. La jueza le dio la razón y la condenó a pagar esa cantidad y mil euros más por daños a la imagen de la sociedad.
Y es que la jueza entiende, tal y como recoge la sentencia, que la actitud mostrada por la demandada «traspasa los límites de una simple reclamación ante un cumplimiento defectuoso».
La firma devolvió el dinero, pero culpó a la mujer de una jornada baja en ingresos