Manuel Santos Pereira no atravesaba últimamente por su mejor momento anímico. Dicen quienes le conocían que estaba «raro, triste y cabizbajo». De hecho, había dejado en diversas ocasiones notas en su casa de Treos, en las que amenazaba con suicidarse alegando que «con 200 euros non se pode vivir dignamente, é preferible quitarme a vida». También dejaba constancia de su precaria situación anímica a través de mensajes SMS. Pero estas amenazas solían caer en saco roto cuando al llegar a final de mes cobraba los 426 euros por la prestación de desempleo de larga duración.
Varios familiares, que ayer tuvieron que identificar el cadaver, dijeron sentirse «en parte aliviados» por la aparición de Manuel: «Polo menos agora xa sabemos onde estaba e acabouse con esta incertidume». Y reconocieron que estaban angustiados por su desaparición: «Buscamos por todos lados, aeroportos, praias, portos... É máis, estivemos aquí, no peirao de Laxe nunha ocasión non hai moito tempo, e non vimos nada, absolutamente nada. Foi unha casualidade que o vira un veciño porque hai moita baixamar», apuntó su cuñada.
En Laxe ayer no se hablaba de otra cosa que de este suceso. Algunos usuarios no entendían como nadie se pudo dar cuenta del coche sumergido. Y es que el muelle comercial es uno de los más utilizados por los amantes de la pesca del calamar.
«Hay pescadores a todas horas, todos los días y nadie se dio cuenta de la existencia del coche en el fondo de mar», relató un vecino. Una vez conocida la noticia de la localización del vehículo, hasta el puerto acudieron numerosos curiosos, que estuvieron siguiendo las labores de retirada del cuerpo y del coche hasta las cuatro de la tarde, hora en la que el cuerpo sin vida de Manuel Santos era trasladado en un furgón funerario hasta A Coruña.