Los supervivientes relatan cómo lo que debía haber sido un plácido viaje se volvió un infierno
27 jul 2013 . Actualizado a las 11:05 h.El saldo de heridos en el accidente del Alvia (178 personas, de las que 87 seguían ayer por la noche en el hospital, con 33 casos en la uci) no son solo números. Detrás de cada uno hay una historia. Estos son algunos testimonios de supervivientes y de sus familiares.
Margarita Viguera
«La llamábamos, pero no cogía el teléfono». La madrileña Margarita Viguera, de 37 años, iba a Santiago a ver a su padre, que se iba a someter a una intervención quirúrgica complicada tras una caída. A él finalmente no lo operaron, pero a su hija sí. Margarita había elegido viajar en tren porque tiene miedo a volar. Aunque no tiene afectado ningún órgano vital, se fracturó la nariz, la mandíbula, una vértebra, la tibia y el peroné. Su cuñado, Alberto Malingre, explicaba ayer que, aunque se acuerda de todo, prefiere no comentar nada, y su familia -muy conocida en A Coruña ya que la hermana de Margarita es la farmacéutica de Mera, en Oleiros- no le ha insistido. «Sabíamos que venía en el tren y la llamábamos, pero no cogía el teléfono. Como tiene rota la mandíbula no podía hablar», explicó su cuñado. A la una y media de la madrugada la localizaron en el Hospital Clínico de Santiago, adonde acudieron de inmediato. «Fueron momentos muy angustiosos. Estábamos allí esperando en la estación de A Coruña y sabes que puede ser una lotería. Dices: ??Esto no te puede pasar a ti??, y es que a lo mejor no vuelve a pasar en 200 años».
Susana Frade
«Tuve mucha suerte». «Iba tan tranquila viendo una película y noté que el tren se iba hacia la derecha, luego que volcaba y empecé a volar por el vagón». Así revivía ayer el momento del siniestro Susana Frade, una joven de 18 años que se desplazaba desde Ourense a Santiago con una amiga para tomar un avión para un viaje de fin de semana. «Tuve mucha suerte», admitía mientras esperaba el traslado de su amiga a Ourense. «Está peor que yo, pero, dentro de lo que cabe, bien». Susana salió por su propio pie del vagón número cinco, aunque tuvo que hacerlo por una ventana. Pero no lo hizo antes de localizar a su amiga, que alzó la mano cuando oyó su nombre. Una mano que Susana tuvo agarrada desde el exterior del vagón prácticamente las dos horas en que tardaron en excarcelar a su compañera. Dentro del vagón no podía verla, afirma esta joven, que también ayudó a la policía a sacar a un par de niñas del tren: «La gente se ha portado muy bien, y allí sobre todo». «El pueblo -dijo en relación a los vecinos de Angrois- ayudó muchísimo».
Adrián Mejuto
«Tenía encima de mí gente que no se movía». Tiene solo 13 años y se recupera de cuatro fracturas en clavícula, muñeca, tobillo y una costilla, todas en el lado izquierdo, en la Clínica Rosaleda de Santiago. Adrián Mejuto de las Heras, sobrino del concejal de Cee Isidro Caamaño, iba a pasar unos días con su padre. «Faltaba muy poco para llegar. Íbamos un poco rápido. Hubo un golpe, se cayó todo y se apagaron las luces. Entonces sentí como sí me dieran bofetones en la cara, golpes por todo el cuerpo. Las sillas y la gente y todo lo demás salió volando», explicó. Estaba atrapado entre el techo y un asiento. Había mucho humo: «Tenía encima de mí gente que no se movía. Notaba sus piernas, una en el estómago, me bloqueaban. Salían de debajo de las sillas. No sé qué fue de ellos, pero igual están muertos. Me gustaría saber cómo están». Adrián vio una zona por la que entraba luz, oyó que venía gente y pidió socorro a gritos. «Un policía me dijo que me sacaría de allí. Entonces me levantaron y me llevaron en volandas. Sobre todo veía el cielo».
Juan García, su hijo Enrique, su hija y el novio
«Había muchos muertos». Juan García García, militar y capitán de pruebas de Navantia en Ferrol, viajaba en el tren con su hijo Enrique, su hija y el novio de esta, Carlos Fernández Fleming. Los cuatro han podido contarlo, aunque Juan y su hija salieron algo peor parados. Según ha relatado un amigo de la familia, Enrique fue el que sacó del vagón a su hermana y a su padre. Inconsciente y sangrando por la boca -Juan García sufrió una fractura de mandíbula-, creyó que estaba muerto. Pese a ello, sin dudarlo, regresó al vagón con Carlos para ayudar a salir a otros pasajeros. «Dijeron que había muchos muertos», afirma el amigo de la familia. Los cuatro viajaban en el primer vagón, tras la máquina. «Contaron que se partió en dos. Que los que iban delante se salvaron y los de atrás murieron».
Marcos Fernández Liñares
«Como chirrían as putas vigas do tren». A eso de las ocho de la tarde del miércoles, Marcos Fernández Liñares, un quinceañero de Carballo, se quejaba a través de Twitter: «Como chirrían as putas vigas do tren». Su amigo Carlos intentaba animarlo con noticias de fútbol, y Marcos le pedía una ambulancia, porque «a Carlos vaille dar algo con tanto nervio e estrés polo Dépor». Fue su último tuit. El viaje que realizaba desde Madrid, desde donde compartió un montón de fotos a través de las redes sociales, se truncó a escasos tres kilómetros de Santiago. Sus compañeros de clase no tardaron en enterarse, ni siquiera algunas amigas que se encuentran de vacaciones en Praga y a las que sus padres tuvieron que consolar por teléfono. Pero el único consuelo que realmente los tranquilizó a todos, y también al alcalde de Carballo, Evencio Ferrero, que estuvo todo el día intentando tener noticias de los tres carballeses que supuestamente viajaban en el tren, fue saber que Marcos estaba fuera de peligro. A pesar de su brazo roto y de las numerosas lesiones internas que sufre.
Ana Belén Leis
Viaje para asistir a una comunión. Ana Belén Leis, 37 años, con dos hijos pequeños, natural de Santiago pero residente en Villena (Alicante), iba en el primer vagón del tren. Lo cuenta su abuela, Soledad Dubra, que vive a 400 metros del lugar del accidente. Allí se dirigía Ana Belén para asistir este fin de semana a una comunión. La atendió allí su tía política. Después ingresó en el Policlínico con lesiones en un ojo, cortes en la cabeza y dolor en una pierna.
Francisco Vázquez
«Tengo un nuevo cumpleaños que celebrar». Francisco Vázquez estaba en Madrid por trabajo y regresaba a Galicia. Desde el hospital, a través de Facebook, asegura que, pese a las heridas, «no ha sido nada». «Tengo un nuevo cumpleaños que celebrar. He vuelto a nacer y me di cuenta de que tengo a alguien ahí arriba que mira por mí», señaló en alusión a su padre fallecido.
Otros testimonios
«Tuve mucha suerte». Antón López solo tenía noticias ayer al mediodía de una prima que viajaba en el tren. «Está aturdida, pero bien». Aún no sabía nada de otro de sus primos y su tía. «Nos tememos lo peor». Un sobrino de Aniceto Lamas también resultó herido. Iba a ver a sus padres. «Normalmente viene en avión, pero esta vez lo hizo en tren». Elena Moreno, que fue la primera diputada de UCD, fue operada ayer de sus heridas. En la uci estaba también Gonzalo Ferreiro, santiagués residente en Madrid que venía de vacaciones. Su tío, el dueño de una churrasquería de Salceda, acudió a verlo al hospital. Un vecino de Boiro que acudía a un funeral recibió el alta ayer, aunque seguía conmocionado, según su familia. Lidia Martín, 30 años, de Fene, que trabaja en Madrid, está hospitalizada con una pierna rota. Olalla Méndez Pereira, de 20 años, viajaba en el vagón cinco. Magullada y con alguna quemadura, está ingresada en Ourense.