Las ilusiones rotas de un padre primerizo

antón bruquetas REDACCIÓN / LA VOZ

GALICIA

Viajaba a Galicia para encontrarse con su mujer y su bebé recién nacido

29 jul 2013 . Actualizado a las 06:00 h.

Mientras cursaba sus estudios de veterinaria en Francia, Jean-Baptiste conoció a Matilde, una chica española con la que contrajo matrimonio hace siete años. Después de terminar su formación académica, se mudó a Madrid, donde comenzó a trabajar en distintas empresas del sector ganadero. La última para la que prestaba sus servicios era la multinacional Pfizer, centrada en investigación biomédica, donde formaba parte del departamento técnico de rumiantes. Muy involucrado en su profesión, participaba en congresos y ferias de forma habitual.

Pero el hito más importante de su vida sucedió el 12 de junio, hace poco más de un mes, en el momento en el que Matilde dio a luz a su primer hijo. Cuando Jean-Baptiste se subió el miércoles en la estación de Chamartín al Alvia que debía recorrer el trayecto entre Madrid y Ferrol solo pensaba en reencontrarse con su mujer y su recién nacido, que habían viajado a Galicia para pasar unos días con los padres de Matilde. Pero sus ilusiones y las de su familia se quebraron de golpe a pocos kilómetros de Santiago, en la fatídica curva de Angrois donde el tren descarriló. «Era un joven padre muy feliz, adorable y muy cariñoso con todas las personas que lo conocían», recalcó ayer a diversos medios franceses su tía Marie-Anne Loirat, visiblemente afectada por el trágico desenlace que tuvo la vida de su sobrino, cuyos restos mortales fueron de los últimos a los que los forenses consiguieron asignar nombre y apellidos.

Jean-BAptiste Loirat veterinario (Nantes, 1978)