Mormón, 18 años, sobrevivió a la curva tras superar una grave enfermedad
29 jul 2013 . Actualizado a las 06:00 h.A sus 18 años, Stephen Madisson Ward ya sabe lo que es vencer a la muerte dos veces. La primera fue enfrentándose a una enfermedad que hizo que su vida pendiese de un hilo. La segunda, en el fatídico accidente ferroviario. Stephen, natural del estado norteamericano de Utah, tomó ese tren el miércoles 24 en Madrid con destino a Galicia. Es mormón y misionero, y los jóvenes que cumplen ambos requisitos hacen una misión proselitista que tiene dos años de duración. Para iniciarla, Stephen pasó seis meses en un centro de capacitación misional de Madrid, donde lo aleccionaron y prepararon para desarrollar su tarea: dar a conocer el evangelio al resto del mundo. Superada esa etapa de formación, su primera parada era Galicia, adonde logró llegar, pero donde desarrolló un papel muy diferente al previsto: el de superviviente de la mayor tragedia ferroviaria de la comunidad.
Tras el siniestro, Stephen fue trasladado al Hospital A Coruña en la madrugada del miércoles. Varios compañeros mormones esperaban angustiados noticias suyas desde las primeras horas del suceso en la estación coruñesa de San Cristóbal, junto a tantos otros familiares y allegados de los pasajeros del Alvia, que pasaron allí una noche de incertidumbre interminable.
El joven estadounidense permaneció en observación durante tan solo 48 horas. Su única lesión fue una fisura en una vértebra. Otro milagro. Y es que Stephen supera los dos metros de estatura, por lo que lo lógico sería que sus heridas fuesen mucho más severas.
Da la casualidad de que el presidente de la misión mormona en España es un reputado cirujano traumático norteamericano, que lleva en el país uno de los tres años de los que consta su misión. En cuanto supo que Stephen estaba ingresado, acudió al hospital coruñés para valorar de forma paralela su estado físico. Finalmente, Stephen obtuvo el alta y ya se encuentra en Madrid continuando con su labor. Todavía está por determinar si podrá evitar el quirófano para su absoluta recuperación.
Nimiedades para alguien que, siendo tan joven, vio por segunda vez el rostro de la muerte y la volvió a mirar a los ojos.