«Mi padre está a punto de morir por culpa del interés económico»

E. V. Pita VIGO / LA VOZ

GALICIA

La huelga se deja notar en los quirófanos de Povisa y los familiares de un anciano denuncian que su operación se retrasó días y se anuló dos veces

30 ago 2013 . Actualizado a las 15:42 h.

La falta de personal en los quirófanos del hospital vigués Povisa por una huelga indefinida que ya dura 12 días ha obligado a suspender dos veces una operación quirúrgica a Emilio García, un vigués de 95 años adscrito al Sergas. El resultado es que este se encuentra al borde de la muerte, según su familia. Entró el día 20 por una rotura de fémur, pero en todo este tiempo no pudo ser atendido por falta de personal ni quirófanos. Al cabo de diez días, su estado de salud ha empeorado, pues perdió mucha sangre y sus intestinos y estómago se han paralizado.

El nonagenario seguía ayer postrado en un cama, consciente y con una sonda que limpia su organismo. Apenas puede hablar y lo acompaña su indignada hija. Es vigilado por los traumatólogos. «Se le pararon los órganos y ya no lo pueden operar hasta que remonte. Esto no es una lavandería, donde dejas la máquina parada un mes. Somos de la Seguridad Social, nos toca este hospital, no venimos derivados. Esto me parece muy fuerte, si no tienen personal que el Sergas lo traslade a otro centro. Es triste, en mala hora se le fracturó la pierna», dijo ayer su hija.

La familia teme un fatal desenlace y su nieta Conchi incendió Facebook con un post donde denuncia que su abuelo está «cada vez más desorientado y débil». «Mi abuelo no ha recibido el trato que se merecía, igual que cualquier otra persona, independientemente de los intereses de otros. Nos ha quedado claro que priman los intereses económicos antes de los derechos de las personas, el derecho de mi abuelo a vivir o, al menos, no morir sufriendo», dice.

El caso del paciente que espera a ser operado en traumatología obligó al centro a pedir refuerzos en sus servicios mínimos para las operaciones urgentes. La inspectora de Trabajo y al comité laboral se reunieron ayer y hoy darán una respuesta. «No obstante, existe un listado de operaciones prioritarias que cuentan con todo el personal necesario», indicó ayer María Xesús Neira, portavoz sindical.

Según la familia del afectado, hay otros 11 internados que también esperan a ser operados. Son 140.000 pacientes del Sergas adscritos a este hospital privado que están pendientes de que termine la huelga indefinida. No hay visos de solución hasta que el titular del Juzgado de lo Social número 5 de Vigo dicte la sentencia del primer juicio contra el convenio colectivo provincial que, según los sindicatos, les rebajará un 40 % los sueldos.

«Apoyo a los huelguistas porque les rebajan mucho dinero, pero el Sergas debe derivar a los que no sean operados a otros centros. Mi padre está a punto de morir, pero no lo trasladan por culpa del interés económico», dijo ayer María.

Su padre, Emilio, entró como paciente de la Seguridad Social en el centro médico concertado al día siguiente de comenzar el paro laboral. Iba a ser operado de una fractura de fémur, pero el cirujano retrasó varios días la cita y luego la canceló dos veces por carecer de plantilla. Según relató María, su padre necesita el anticoagulante Sintrom y hubo que esperar a estabilizarlo. La operación se pospuso al lunes 26, pero traumatología se quedó sin personal. El martes, también se canceló. A partir de ahí, el conflicto laboral se recrudeció porque 500 manifestantes rodearon el coche del consejero delegado de Povisa, José Bernardo Silveira, al salir del juicio escoltado por policías.

A esas alturas, el paciente empezó a sangrar por la boca. Un escáner con tac reveló que el aparato digestivo había dejado de funcionar. «Mi padre era una persona muy activa a su edad, se duchaba solo y ahora está postrado aquí, se le paró el intestino, no puede comer y lo limpian con una sonda. Está muy débil, con sus funciones vitales al límite», dijo ayer la hija.

A lo largo de la huelga, la empresa insistió en la «normalidad dentro de los servicios mínimos» y cifró el seguimiento en el 14 %. Los sindicatos lo elevaron al 80 %, alertaron de la cancelación de consultas y operaciones y acusaron al centro de «esquirolaje interno» por hacer trampas y mover personal de quirófano y uci a otros servicios.