El presunto incendiario de Oia y O Rosal, defendido por sus vecinos, queda en libertad con cargos
12 sep 2013 . Actualizado a las 11:24 h.El monte quemado se divisa a 500 metros de la casa de Antonio Rodríguez Giráldez, en la aldea de Bonaval. Dentro de su vivienda, ayer solo se observaban las caras de preocupación de sus familiares. «No sabemos nada, solo sabemos que es inocente», decía ayer su nuera, antes de cerrar la puerta de la vivienda. Bonaval es una aldea de 30 casas situada en medio de la Sierra de la Groba.
Los vecinos están consternados con la detención de Antoniño y no se acaban de creer que pueda ser el autor de los incendios. «Cómo va a ser él, si vive del monte, yo pongo la mano en el fuego por él», afirmaba ayer su hermano. El acusado podría tener una coartada si el caso llega a juicio. Mercedes, una vecina muy amiga de la familia, que acude a diario a su vivienda para medirse la tensión, afirma que cuando empezaron a aparecer las llamas Antonio se encontraba en su casa instalando un pastor eléctrico contra los jabalíes. «Él no fue, estaba aquí con nosotros, yo también pongo la mano en el fuego por él», afirma. «Yo no creo que haya sido», comentaba también ayer por la tarde Daniel Acevedo, otro de sus vecinos.
El hombre lleva toda la vida dedicándose al pastoreo en Oia. Esta actividad hace que esté constantemente recorriendo los montes de la zona. Los vecinos afirman que desde hace años sufre una «gran depresión». Estuvo muy enfermo y tuvo que ser intervenido quirúrgicamente. Afirman que desde entonces no volvió a ser el mismo. Incluso le cuesta hablar.