Los padres de Asunta se repartieron el plan

Xurxo Melchor
Xurxo Melchor SANTIAGO / LA VOZ

GALICIA

Los investigadores sostienen que Basterra compró y dio las pastillas a Asunta, mientras que Porto la llevó a la casa de Teo, donde falleció

22 oct 2013 . Actualizado a las 17:47 h.

Hoy hace un mes que Asunta Basterra Porto, de 12 años de edad, fue hallada muerta en una pista forestal de Cacheiras (Teo). Un mes vertiginoso en el que sus padres, la abogada Rosario Porto y el periodista Alfonso Basterra, emergieron enseguida como principales sospechosos del crimen, fueron detenidos en los días siguientes y, con los datos de las pruebas científicas en la mano, han visto cómo el fiscal y el juez han ampliado sus imputaciones de homicidio a la más grave de asesinato con las agravantes de alevosía y parentesco. La reconstrucción que los investigadores hacen de la muerte de Asunta es que fue presuntamente asesinada por sus padres mediante un plan que antes habían ensayado y que se repartieron, pero del que consideran a ambos igualmente responsables.

Alfonso Basterra se ocupó presuntamente de comprar las pastillas con las que sería sedada la niña. Un ansiolítico con potentes efectos sedantes conocido como lorazepam que él también habría disimulado en la comida aquel 21 de septiembre. Esa fue su parte del plan, según la investigación, ya que hasta el momento nada ha conseguido probar que estuviese presente en la casa familiar de Teo en la que la Guardia Civil sitúa el fallecimiento de la pequeña. De hecho, existe al menos una cámara de seguridad que lo grabó en las inmediaciones de su casa de la calle República Arxentina de Santiago cuando se produjo la muerte de Asunta.

Rosario Porto habría presuntamente tomado las riendas del plan a partir de ese punto. Tanto el fiscal del caso, Jorge Fernández de Aránguiz, como el juez instructor, José Antonio Vázquez Taín, creen que fue ella la que llevó a la niña en coche hasta la casa de Teo y que una vez allí, atada de pies y manos, o bien la niña falleció como consecuencia del fallo orgánico que le provocó la altísima dosis de ansiolíticos que había ingerido, o pudo ser rematada asfixiándola con una almohada o algo similar.

La expareja coincide en declararse inocente, en considerar que la investigación no está teniendo en cuenta otras vías y en no dudar el uno de la inocencia del otro. Sin embargo, sus líneas de defensa no son las mismas. La de la madre, representada por el penalista coruñés José Luis Gutiérrez Aranguren, se centra en poner en duda las afirmaciones que el juez Vázquez Taín hizo en el auto por el que envió a prisión a Porto, a la que situó tanto en el momento en el que Asunta ingirió la alta dosis de ansiolíticos como en el de su muerte.

La abogada del padre, la compostelana Belén Hospido, sin dejar de negar todas las acusaciones que afronta su defendido, se ha centrado en el hecho que, a priori, más favorece a Alfonso Basterra, que no es otro que el propio magistrado admita que no estuvo en la casa de Teo, que es el lugar en el que la investigación sitúa el fallecimiento de Asunta.

Además de la cámara de seguridad que grabó al padre en Santiago, existe un testimonio que a ojos de los investigadores deja claro que Basterra no fue a la casa de Teo. Se trata del testimonio de un vecino al que otorgan una alta credibilidad y que declaró que aquel sábado 21 de septiembre, en el entorno de las 21 horas, vio salir de la casa de Teo a Rosario Porto en su coche, con las luces apagadas pese a que ya había oscurecido. Iba sola y nadie vio salir un segundo vehículo ni a Basterra. Pero el convencimiento por parte de los investigadores de que no estuvo en el momento de la muerte de su hija no ha librado a Alfonso Basterra de asumir los mismos cargos que su exmujer.

La razón es que para el fiscal y el juez el crimen de la niña se produjo en una consecución temporal de hechos de la que consideran igualmente responsables a ambos y que se activó en el momento en el que mezclaron en su comida o su bebida una alta dosis de lorazepam, el mismo ansiolítico que tomaba la madre para combatir sus crisis. Sobre las pruebas toxicológicas, que prueban cómo y cuándo fue sedada Asunta, y de la cuerda anaranjada con la que fue atada la niña, idéntica a una bobina hallada en la casa de Teo, se basa la investigación. Ahora deben poner luz sobre lo no aclarado del caso: cuándo, cómo y quién dejó el cadáver en la pista forestal de Cacheiras.