La Voz reconstruye las últimas horas de la niña de Santiago supuestamente asesinada por sus padres, que permanecen en la cárcel de Teixeiro. SIGUE AQUÍ TODA LA INFORMACIÓN SOBRE EL CASO
26 nov 2013 . Actualizado a las 10:35 h.El cadáver de Asunta Basterra Porto, de 12 años, apareció hace dos meses en la cuneta de una pista forestal de Cacheiras (Teo), muy cerca de Santiago. El juez Taín se hizo cargo del caso, que investiga la Guardia Civil. Los padres de la niña, Rosario Porto, abogada, y Alfonso Basterra, periodista, están en la cárcel de Teixeiro acusados del asesinato de Asunta, a petición del fiscal Fernández de Aránguiz. A la madre la defiende José Luis Gutiérrez Aranguren. La abogada del padre es Belén Hospido. Son los protagonistas de la historia de un crimen que supera cualquier ficción y del que acaba de levantarse el secreto de sumario. Es el caso Asunta.
Sábado, 21 de septiembre
14.30 horas. Comida familiar. En el piso de Alfonso Basterra, en la calle República Argentina, de Santiago, donde reside en régimen de alquiler. A la mesa se sientan Alfonso, que es quien cocina; su exmujer, Rosario Porto, y la hija de ambos, Asunta, para quien será su última comida. La sobremesa se alarga. El juez Taín, a la vista de las investigaciones, sitúa a Alfonso Basterra en el momento del suministro de los potentes ansiolíticos a su hija, probablemente machacados y mezclados con la comida o alguna bebida. Se le imputa «que fue él el que suministró a la menor una dosis tóxica de Orfidal para privarla de toda voluntad y defensa, y presuntamente facilitar la acción de asfixia, en un plan concordado con Rosario».
17.20 horas. La niña sale del piso de su padre. La cámara de seguridad de un establecimiento cercano la graba en la calle. Camina con normalidad, aunque los investigadores creen que supuestamente ya ha ingerido las pastillas. Va al piso de su madre, situado muy cerca, en la calle Doutor Teixeiro. Minutos después, la misma cámara capta a Rosario Porto. También va a su piso. Poco después sale del garaje con su Mercedes verde. Para en doble fila. Asunta baja del piso y entra en el coche.
18.15 horas . El Mercedes conducido por Rosario Porto es grabado por otra cámara, la de una gasolinera, a un minuto de su casa y cerca de una rotonda de salida de Santiago. Delante, en el asiento del acompañante, viaja una persona de baja estatura y vestida con una camiseta blanca. Es Asunta.
18.33. El Mercedes verde llega a la casa de Teo. Solo 19 minutos después de la salida de Santiago. La Guardia Civil tiene acreditada la llegada porque a esa hora se desactiva la alarma de la vivienda. Madre e hija entran en la casa. Los investigadores creen que en ese momento los medicamentos ya están haciendo efecto en Asunta, una niña menuda. Mide 1,55 y pesa 42 kilos.
19 horas. A falta del informe definitivo de la autopsia, los investigadores sitúan la hora aproximada de la muerte de Asunta en las siete de la tarde. En la casa de Teo solo están madre e hija. No se ha podido acreditar la presencia de ninguna otra persona. El juez considera a Rosario responsable, «en connivencia con el otro imputado», de asesinar supuestamente a Asunta mediante asfixia mecánica. La menor murió por sofocación, presionando sobre su nariz y su boca con algún objeto blando. Los investigadores creen que Rosario esperó en la casa a que se hiciera de noche para arrastrar el cuerpo de su hija hasta el coche y meterlo en el suelo de los asientos traseros.
20.53 horas. Se activa la alarma de la casa. Rosario está al volante del Mercedes con el motor encendido. La ve un vecino, que la saluda y le habla. Ella le dice que tiene prisa y se marcha. Conduce hasta la pista forestal de Cacheiras. Detiene el coche al lado de la cuneta. Supuestamente, abre la puerta trasera derecha del Mercedes, coge por las axilas el cuerpo menudo de su hija y lo arrastra fuera del coche. Lo coloca con delicadeza, «con cariño». Rosario se sube al coche y regresa a Santiago.
21.35 horas. Una cámara de la calle General Pardiñas capta el Mercedes, ya en Santiago, entrando en el garaje. Después registra la imagen de Rosario saliendo sola del garaje. Rosario camina por la calle y en la mano lleva una bolsa de la que nada se sabe. La Guardia Civil trata de descubrir dónde se encuentra ahora esa bolsa para saber si en su interior llevaba algún objeto que pueda ser de interés para la investigación. También está siendo buscado el ordenador portátil de Alfonso Basterra.
21.45 horas. Rosario llega a su piso de la calle República Argentina y llama desde el teléfono fijo a Alfonso, que se acerca a la casa. Pero al contrario que a Rosario, ninguna cámara capta a Basterra. Algo extraño en una zona de Santiago tomada por cámaras de seguridad.
22.30 horas. Rosario Porto y Alfonso Basterra se presentan en la comisaría del Cuerpo Nacional de Policía para denunciar la desaparición de su hija. Rosario dice la dejó en su casa estudiando mientras ella salió a hacer unas gestiones, y que no dejó la puerta cerrada con llave. La policía da cuenta a nivel nacional y se activa el protocolo de búsqueda de personas desaparecidas.
Domingo, 22 de septiembre
1.15 horas. Dos hombres encuentran de madrugada el cadáver de una niña en una cuneta de Cacheiras. Puede ser Asunta. Han pasado más de cuatro horas desde la hora en la que se calcula que el cuerpo fue depositado en el lugar, alrededor de las nueve de la noche del sábado. Junto al cadáver hay unos trozos de cuerda naranja, que podrían haber sido utilizados para inmovilizar a la niña o para simular que había sido víctima de un secuestro.
1.30 horas. Se recibe la alerta en el grupo de investigación de homicidios de la Policía Judicial de la Guardia Civil de A Coruña. Este equipo se hace cargo de las investigaciones, bajo la dirección del juez Taín, que estaba de guardia. Los agentes inspeccionan el escenario e identifican el cadáver. Es Asunta Basterra Porto.
4.45 horas. Un equipo de agentes acude al piso de Rosario Porto, que está con Alfonso Basterra. Los agentes les piden inspeccionar la habitación de Asunta y también solicitan el teléfono móvil de la pequeña para comprobar sus últimas llamadas y mensajes. Los agentes empiezan a sospechar de los padres al oír las explicaciones sobre las últimas horas con su hija. La Guardia Civil precinta la habitación de la niña y pide a los padres ir la casa de Teo, situada a unos kilómetros del lugar donde apareció el cadáver. Rosario y Alfonso acceden. En la casa, a los agentes les llama la atención una papelera en la que hay una mascarilla, unos pañuelos húmedos y un rollo de cuerda naranja, igual que los trozos hallados junto al cadáver. En la casa, Rosario intenta echar mano, supuestamente, a esa cuerda.
Lunes, 23 de septiembre
9 horas. Los agentes acuden con una orden del juez a los establecimientos que tienen cámaras de seguridad y confiscan las grabaciones del sábado 21 y del domingo 22. Mientras, cinco forenses realizan la autopsia a la niña. Se extraen numerosas muestras del cadáver, que va a ser incinerado. Comienza el visionado de miles de horas de grabaciones en busca de imágenes de Asunta, de Rosario, de Alfonso...
11 horas. El tanatorio está abarrotado de compañeros de estudios de Asunta y de amigos de la familia Basterra-Porto. Están conmocionados. Y aún no saben que la Guardia Civil sospecha de los padres. En el tanatorio hay agentes de paisano. Lo observan todo, gestos, actitudes. Se oficia un acto de despedida y Asunta es incinerada. Los agentes reciben la confirmación de que varias cámaras han grabado a Rosario con su hija en el coche cuando ella había dicho que la había dejado en casa. La madre es detenida justo después de la cremación de su hija. Casi nadie se entera. Los guardias actúan con discreción y se la llevan en un coche camuflado. Pasa su primera noche en un calabozo.
Martes, 24 de septiembre
10 horas. La Guardia Civil lleva a Rosario a un registro en la casa de Teo. El juez también cita a Alfonso Basterra como imputado. Pasan la mañana en la casa. Luego Basterra vuelve a Santiago. Por la tarde regresa a la casa de Teo, donde continúa el registro. A media tarde, la Guardia Civil detiene a Alfonso Basterra. Dos días después declaran ante el juez Taín, que los envía a la cárcel de Teixeiro, donde permanecen. Acaba de nacer el caso Asunta.