Manuel Candocia, presidente del club de fútbol local, sufrió un infarto. El Somozas no quiso en su momento contar con un desfibrilador
20 ene 2014 . Actualizado a las 23:08 h.El alcalde de As Somozas, Manuel Candocia, falleció ayer mientras estaba presenciando el partido de fútbol que enfrentaba al conjunto de su municipio, club que también él presidía, con el Cerceda. Faltaban unos siete minutos para que el encuentro terminase cuando Candocia cayó al suelo víctima de lo que, según los primeros indicios, pareció ser un infarto fulminante. Su equipo ganaba por un gol a cero un partido disputado en una tarde especialmente oscura y fría. La lluvia, que en aquel momento se había parado, volvería a caer, pocos minutos después del fallecimiento de Candocia, con una fuerza terrible.
Javier Rosa, jugador del Unión Deportiva Somozas, y Marcos Bestilleiro, periodista de Radio Televisión de Cerceda, intentaron reanimar a Candocia sobre el césped durante veinte minutos. Bestilleiro cuenta que, tras un breve amago de recuperación, «volvió a irse». Según miembros del club, la ambulancia «tardou unha media hora en chegar desde que a chamaron».
El presidente de la Federación Galega de Fútbol y alcalde de Cerceda, José García Liñares, lamentó ayer, en unas declaraciones a la Radio Galega, que el Somozas no hubiese querido contar con un desfibrilador en su campo. El alcalde creía que, sin saber usarlo, podía hacer más mal que bien.
Candocia era natural de Cedeira, donde había nacido en el año 1945, pero pasó en As Somozas la mayor parte de su vida. Este era su noveno mandato consecutivo al frente de la alcaldía. Inició su carrera política como alcalde centrista en 1979, pero desde el año 1991 estaba integrado en las filas del Partido Popular, con el que fue encadenando una mayoría absoluta tras otra. En la actualidad, de los ocho concejales que integraban con él la corporación municipal, siete eran de su grupo.
Amigo personal de Manuel Fraga, hacia quien mostraba una lealtad y una veneración que iba mucho más allá de las exigencias propias de cualquier sigla, Candocia, que siempre contó con el respaldo de una aplastante mayoría de sus conciudadanos, convirtió As Somozas (1.249 habitantes) en uno de los lugares con menores índices de desempleo de toda España, a raíz de la implantación en el municipio de empresas como Sogarisa.
El alcalde fallecido ayer era un hombre de fuerte carácter, que tras la muerte de Fraga no dudó en enfrentarse a la dirección gallega de su partido cuando entendía que As Somozas no recibía del Gobierno autonómico la atención que merecía.
Fue, a veces, polémico en sus decisiones. Pero, indiscutiblemente, también muy querido. «Era un home do pobo, que tiña un bar, que estaba pendente de todo o mundo, que vivía para axudar aos demais e que incluso cando ía ao campo de fútbol el mesmo atendía a cantina», decía ayer uno de sus vecinos, a punto de echarse a llorar.
También David Franch, jugador del Somozas, se mostraba ayer absolutamente abatido: «Manolo no era un presidente más -apuntaba este futbolista-, sino alguien muy especial. Era el que te ponía los cafés, el que te echaba una mano en cualquier cosa que necesitases, el que siempre estaba pendiente de ti. ¡Era una persona genial....!».