La geometría variable adoptada por los de Beiras los aboca a reabrir las tensiones internas ante cada proceso electoral
27 feb 2014 . Actualizado a las 11:17 h.La guerra interna en Anova no se agota en la batalla de las europeas. El conflicto abierto entre las dos corrientes políticas que se cobijan bajo el cartel de Beiras está abocado a reproducirse en bucle por la propia naturaleza de la formación. La clave está en la apuesta por la estrategia de geometría variable que Zapatero acuñó en su día con escaso provecho. Esta fórmula garantiza la soberanía de Anova para escoger en cada proceso electoral a los aliados que más le interesen. Pero en su caso tiene el peaje de reabrir continuamente la brecha entre partidarios del federalismo y defensores de ententes entre la izquierda nacionalista. Con las heridas de la pugna de las europeas aún abiertas, la revancha tiene fecha en las municipales del 2015.
¿A qué obedecen las desavenencias en Anova?
Las discrepancias ya se escenificaron en la primera asamblea de Anova, en junio del 2013, de la que el proyecto político salió dividido. La tesis oficial de las alianzas variables se impuso, con el aval de Beiras, ante los que abogaban por consolidar AGE, con Martiño Noriega al frente. Esas tensiones, con el contexto de las europeas como telón de fondo, se saldaron con la dimisión de Noriega y otros seis integrantes de la cúpula entre diciembre y enero. Finalmente, la inesperada decisión de Beiras de bascular hacia el federalismo acabó decantando el referendo interno en favor de la coalición con IU. Las dimisiones cambiaron entonces de bando, con la salida de los diez miembros de la cúpula que respaldaron el frente amplio.
¿Cómo se decidirán las alianzas para las elecciones municipales?
Con el mismo sistema, salvo que se mude el actual por acuerdo de la asamblea. Los afiliados tendrán que volver a pasar por las urnas para decidir con su voto la pareja de baile para los comicios. La decisión adoptada por una mayoría de las bases en la consulta del domingo prolonga la entente con la izquierda federal que reportó 200.000 votos a AGE en las autonómicas, pero no blinda su continuidad.
¿Cómo se configurará la nueva dirección?
Como es lógico, la corriente federalista que obtuvo un respaldo mayoritario a sus tesis llevará el peso en la nueva etapa. Será el retorno del que hasta ahora se consideraba el sector crítico. El paso al frente de Noriega no deja lugar a dudas. La nueva dirección saldrá de una coordinadora nacional que se celebrará en la primera quincena de marzo.
¿Qué incógnitas siguen abiertas en el pacto con IU para las europeas?
Al menos tres relevantes. En el escrito en el que explicó su apuesta por la alianza táctica con IU, Beiras aseguró que la dirección federal le garantizó el número uno para un candidato de Anova en una lista gallega, «non necesariamente rotulada como AGE». La futura cúpula deberá resolverlo. Aunque el portavoz nacional da por hecho que la coalición es garantía de escaño, está por ver qué puesto ocupará ese candidato de Anova en la lista federal. El tercer interrogante es la identidad del futuro eurodiputado, un debate con abundancia de conjeturas y ausencia de certezas.
¿Cómo sale Beiras de esta sucesión de crisis internas en Anova?
Beiras es el aglutinador que mantiene en pie el proyecto. Al asumir que el pacto con IU propiciará que su formación siga siendo tachada de españolista en ámbitos del BNG, «a moeda corrente que levamos a padecer sen interrupción dende a constitución de AGE», Beiras quizá pasa por alto que esa misma opinión la suscriben militantes de Anova contrarios al pacto federalista. Su volantazo hacia unas tesis contradictorias con su ideario es, sin embargo, congruente con esa filosofía de la geometría variable, con buscar siempre la pareja de baile que más convenga. Es el paradigma de un proyecto político que pone en juego un capital de 200.000 votos transitando siempre al borde del abismo.