El marchante lucense que buscaba el FBI estuvo hace unos meses en Parga
GALICIA
José Carlos Bergantiños fue detenido en Sevilla tras el supuesto fraude de 80 millones de dólares que confesó su pareja, Glafira Rosales, que vendió decenas de cuadros falsos
20 abr 2014 . Actualizado a las 07:00 h.Podría parecer el argumento de una novela. Pero no lo es. La policía detuvo esta semana en Sevilla al marchante José Carlos Bergantiños Díaz, un hombre natural de Parga, en Lugo, que se convirtió en toda una figura en el mundillo artístico de Nueva York junto a su pareja, Glafira Rosales, de origen mexicano. Bergantiños se registró en un hotel de Sevilla y saltaron las alarmas. El FBI había emitido una orden internacional de busca y captura por un supuesto fraude que podría ascender a ochenta millones de dólares (58 millones de euros). Según creen las autoridades estadounidenses, habrían vendido a galerías cuadros diciendo que eran auténticos, entre ellos falsificaciones de Jackson Pollock y Robert Motherwell.
Las alarmas saltaron en Sevilla, pero hace pocos meses, Bergantiños Díaz había visitado su concello natal. Así lo confirmó a La Voz el alcalde de Guitiriz, Xosé María Teixido, que lo vio hace tres o cuatro meses en la localidad lucense. La suya es una familia muy conocida en la zona. Carlos Bergantiños, que salió hace 30 años a hacer las Américas, nació en una casa de dos plantas que no está muy lejos de la estación de tren, una casa conocida como de Isolina do capataz, puesto que su abuelo había sido capataz en Renfe. Él es el mediano de tres hermanos. De hecho, la sentencia que condena a Glafira Rosales alude a que otro de los hermanos era el que controlaba las cuentas que habían abierto en España, entre ellas sucursales de Lugo y A Coruña, y que formaban parte de la red fraudulenta de venta de cuadros. Dichas cuentas, alguna de ellas con saldo millonario, no habían sido notificadas al Gobierno estadounidense.
Dos veces al año
La visita de Bergantiños hace unos meses a Parga no sorprendió en la villa, ya que era habitual que volviese a sus raíces hasta dos veces al año, una en Navidad y otra en verano. Glafira, ahora condenada por el fraude, lo acompañó muchas veces. Los vecinos recuerdan que era una mujer «tratable e falangueira», aunque el alcalde reconoce que hace alrededor de un año que no la veía por Guitiriz.
Y ahora, al parecer, ha sido ella la que ha puesto sobre la pista del papel que supuestamente jugaba Bergantiños en la trama de falsificación de obras de arte. Según la Justicia estadounidense, era un pintor de origen chino afincado en el barrio de Queens el que copiaba los cuadros. Habría sido Bergantiños el que fichó a este artista en la década de los ochenta e incluso se alude a que él mismo habría estampado a veces la firmas de los artistas famosos y otorgado a las obras la pátina del tiempo a través de diversos tratamientos para que pareciesen auténticas. En todo caso, los documentos de la Justicia estadounidense aluden a él como co-conspirador de la red fraudulenta.
La red por la que ha sido condenada Glafira Rosales abocó al cierre a la histórica galería de arte neoyorquina Knoedler en el 2011, tras más de 125 años de vida y después de que se descubriera que Rosales le había vendido falsificaciones, entre ellas un falso Pollock por el que el empresario belga Pierre Lagrange pagó 17 millones de dólares y que luego intentó revender, según The New York Times. La casa de subastas Christie?s rechazó la obra aludiendo a que era falsa.