El conjunto de España está reflejando en su evolución demográfica la incidencia de la crisis económica de una manera determinante. De tierra de atracción para la emigración ha pasado a ser escenario de un retorno masivo de residentes extranjeros a sus países de origen que se está haciendo notar en los registros natalicios del Estado.
Durante el 2013 nacieron en España 425.390 niños, un 6,4 % menos que en el ejercicio precedente y prácticamente cien mil menos que en el 2008, el primer año de la crisis y que tras ser el de mayor volumen de alumbramientos desde mediados de los años setenta, marcó el final de un crecimiento en el número de partos que no había tenido retroceso desde 1997.
Por cada mil habitantes durante el 2013 nacieron 9,1 niños, 0,6 menos que el año anterior, a causa de una menor fecundidad de que llevó distribuir estadísticamente 1,26 niños por cada mujer en edad fértil, en lugar de los 1,32 del ejercicio anterior o los 1,44 del 2008, año en el que las madres de nacionalidad extranjera bordearon en España casi los dos niños por cada una.
Además del notable éxodo de mujeres de otros países y el repunte de la emigración, el grupo de residentes en edad de procrear se está reduciendo en número debido a que llegan a esa franja menos personas a causa de la leve crisis demográfica que se produjo en los ochenta y la primera mitad de los años noventa.
Con todo, el número de nacimientos aún es en el conjunto del Estado superior en 36.181 casos al de defunciones, balance que en el 2008 llegaba a 134.305 niños recién nacidos más que los fallecimientos registrados. En total, el año pasado se produjeron 389.699 muertes, un 3,3 % por debajo de las cifras del 2012, hasta ahora el ejercicio con más fallecimientos de los últimos cuarenta años. Afortunadamente, la mortalidad infantil alcanza el índice más bajo desde que existen registros, con 2,8 niños fallecidos por cada mil habitantes.