El coste del peaje y de los combustibles impide que la autopista sea una alternativa viable para los trabajadores que se trasladen a diario entre las ciudades gallegas
15 jul 2014 . Actualizado a las 07:00 h.Un mileurista que tuviese que trasladarse 21 días al mes entre Ferrol y Vigo para trabajar se iría a la ruina si pretendiese viajar por la principal vía de comunicación de Galicia, la AP-9. Recorrer los 354 kilómetros del trayecto ida y vuelta entre ambas ciudades le saldría por algo más de 1.525 euros al mes entre combustible y peajes. La factura sería un poco menos sangrante, 1.340 euros, si su automóvil consumiese diésel en vez de gasolina 95.
El caso Ferrol-Vigo es el más extremo y no es probable que haya muchos gallegos deseosos de pasar casi cuatro horas al día en su coche, pero es un ejemplo del elevadísimo coste de utilizar la autopista, que ha dejado de ser una alternativa económicamente viable para trasladarse entre las ciudades gallegas a diario, ya que el precio de los trayectos más cortos es también prohibitivo.
Un ejemplo claro es el viaje A Coruña-Ferrol, dos ciudades separadas por apenas 50 kilómetros y que comparten universidad. Un empleado que cobrase el salario mínimo se dejaría la mitad, entre 300 euros para un vehículo diésel y 350 para uno de gasolina, en el asfalto de la autopista.
Aún más habituales son los viajes entre A Coruña y Santiago, pero en ese caso la «navallada no peto» que supone transitar por la AP-9 es más profunda. Para el usuario de un coche de gasolina ascendería a unos 500 euros al mes, cerca del 80 % del salario mínimo. Le quedarían para sus gastos 132 euros. Con un diésel la herida sería solo un poco menos grave, le quedarían 199 euros.
Con esos costes Santiago marca una especie de frontera para los conductores de Ferrol y A Coruña. Superar la capital gallega y adentrarse en la provincia de Pontevedra por la AP-9 es una buena manera de convertir la siempre difícil tarea de llegar a fin de mes en algo imposible. Los costes del viaje A Coruña-Pontevedra superan los 800 euros, o los 900 en un coche de gasolina, y hasta Vigo se elevan por encima de los 1.000 euros mensuales, inasumibles para la mayoría de los ciudadanos. Hay que tener en cuenta que el 75 % de los españoles cobran unos 24.000 euros brutos al año, que se traducen en cerca de 1.300 mensuales, poco más que el coste del trayecto A Coruña-Vigo los días laborables.
Esos costes están calculados sin tener en cuenta posibles ofertas de combustible o para pagar los peajes, como el Vía-T, pero tampoco añaden otros gastos como neumáticos, aceite, revisiones de mantenimiento... Y el consumo estimado es el de un turismo salido de fábrica en el 2013.
Los costes pueden parece muy elevados, o incluso imposibles, para los particulares, pero se disparan para las empresas de transporte. Un camión puede consumir entre seis y ocho veces más que un turismo. Además, Audasa les aplica tarifas de peaje más elevadas, que pueden suponer duplicar el precio que se cobra a los coches. Por ejemplo, en el caso de un vehículo pesado 2, el coste del peaje A Coruña Santiago pasa de 6,3 a 13,85 euros.