Los usuarios de la AP-9 han entregado ya a Audasa 2.257 millones de euros

Carlos Punzón
Carlos Punzón REDACCIÓN / LA VOZ

GALICIA

La concesionaria suma desde que abrió 753,8 millones de beneficio bruto

16 ago 2014 . Actualizado a las 16:21 h.

Desde que la barrera del peaje de San Lázaro se levantó por primera vez en la tarde del 27 de abril de 1979, el importe neto de la cifra de negocios -el eufemismo contable con el que se refleja en los balances de Audasa su recaudación por peajes- no ha dejado de crecer hasta que la crisis económica echó hace cuatro años el freno a la utilización del automóvil en la principal vía de Galicia.

En el primer año completo de funcionamiento de los tramos iniciales de la AP-9 (1980) la concesionaria a punto estuvo de recaudar ya su primer millón de euros en peajes, en concreto fueron 159,3 millones de pesetas de la época. Esa cifra se alcanza en las cabinas de la autopista del Atlántico desde hace años cada tres días, haciendo evidente la necesidad que Galicia tiene de los 219 kilómetros de su trazado.

En los 35 años de vida de la AP-9 los conductores gallegos, fundamentalmente, y los demás que utilizan ese vial para cruzar la comunidad han dejado en las arcas de Audasa 2.257,17 millones de euros (375.561 millones de las pesetas en las que se inició la contabilidad de la empresa). Los balances de la concesionaria reflejan que de media diaria desde que el peaje se puso en marcha y hasta el pasado 30 de junio, los clientes de la autopista se han gastado en ella 175.450 euros, cifra que en todo caso es doblada holgadamente en el presente siglo, y de manera especial desde que la concesión fue de nuevo privatizada en el 2003, curiosamente cuando se concluyeron con el tramo de Tui todas sus obras.

Casi 400.000 euros al día

Desde que se completó el proyecto y su explotación pasó primero a manos de Sacyr y luego en el 2008 le vendió la mayoría de la sociedad matriz a Citigroup, las cajas registradoras de Audasa cuentan de media cada día 394.243 euros, cifra que en el primer semestre del 2014 ha bajado a 326.522 euros, pero mejorando el balance del mismo período del año anterior gracias al respaldo que le dio la última subida de sus tarifas.

Aunque la evolución en los ingresos ha sido prácticamente imparable, la autopista del Atlántico tardó dieciséis años en eliminar los números rojos de su balance. El déficit acumulado tanto en los seis años en los que la infraestructura estuvo en manos de las dieciséis entidades financieras que componían su accionariado inicial, como en los nueve primeros años de los 18 en los que el destino de la empresa pasó a manos públicas, el agujero de la principal arteria de comunicación gallega llegó a los 264 millones de euros.

Pero a partir de 1994, el año en el que se levantó la suspensión de la continuación del proyecto original y se autorizó a prolongar la AP-9 hasta Ferrol en el norte y a Tui en el sur, los balances de Audasa no han hecho otra cosa que engordar, con beneficios que antes de la crisis económica actual han llegado a superar los cien millones de euros en un solo ejercicio.

Desde su creación hasta el 30 de junio pasado Audasa suma unos beneficios antes de impuestos de 753,8 millones de euros. Cruzando dicha cifra con el histórico de la recaudación por peajes, la concesionaria de la AP-9 estaría consignando en la casilla de beneficios brutos uno de cada tres euros que abonan sus usuarios.

Amortizada al 22,5 %

El valor de la empresa a día de hoy, sumado su patrimonio y deuda asciende a 1.643 millones de euros, cifra a tener en cuenta en caso de que la amenaza de suspensión de la concesión hecha por la ministra Ana Pastor llegase hipotéticamente a formalizarse si Fomento considera negligente la actuación de Audasa en los atascos de este verano. A esa cantidad habría que añadir, en todo caso, parte del lucro que la empresa dejaría de percibir por tal medida, al margen, claro está, de lo que dictaminasen los tribunales de Justicia en caso de que no hubiese acuerdo en la ruptura del contrato.

Los técnicos del departamento que dirige la ministra Ana Pastor estiman que la principal autopista gallega, en cuya construcción completa se invirtieron 1.501,4 millones de euros, estaba amortizada en un 22,3 % al concluir el año 2012, bajo ritmo al que han contribuido los tres cambios de manos de la AP-9 y cada nuevo objetivo de rentabilidad fijado por sus gestores.