La doble reforma electoral tensa el inicio del curso político en Galicia

Domingos Sampedro
Domingos Sampedro SANTIAGO / LA VOZ

GALICIA

El recorte de diputados desde los 75 actuales a 61 centrará la agenda política inmediata.
El recorte de diputados desde los 75 actuales a 61 centrará la agenda política inmediata. paco rodríguez< / span>

El PP tiene listo el recorte de escaños para aprobarlo de forma inminente

28 ago 2014 . Actualizado a las 14:13 h.

La vacaciones políticas tocan a su fin, y a partir del próximo lunes el Gobierno autonómico retomará su actividad a pleno rendimiento tras el período estival, en línea con lo que hará el Parlamento, que tiene ante sí una agenda de vértigo, con asuntos como la preparación del debate sobre el estado de la autonomía, la tramitación de los Presupostos de la Xunta o la reforma gallega de la ley electoral, sin duda el plato más fuerte para el arranque del nuevo curso político. El PP está decidido a aprobar esta reforma en solitario con el fin de reducir el número de diputados autonómicos de los 75 actuales a 61, algo frente a lo cual las fuerzas de la oposición han reaccionado al unísono poniendo sus espaldas en alto, rechazo que cobró más vigor desde que los populares anunciaron también su intención de modificar la ley electoral de ámbito estatal para cambiar el método de elección de alcaldes.

Tras la reuniones en ponencia celebradas en los meses de junio y julio, en las que solo participaron los grupos del PP y el PSdeG, el Parlamento está en disposición de aprobar el recorte del número de escaños casi de manera automática. De hecho, tan solo falta que el dictamen de la ponencia sea remitido a la comisión institucional para que aprobación final, donde solo contará con los votos del PP, toda vez que PSdeG, AGE, BNG y grupo Mixto ya anunciaron que votarán en contra, lo que permitiría aprobar definitivamente la reforma electoral hacia finales de septiembre.

Los populares están a punto de culminar la tramitación de una iniciativa que el propio presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijoo, se encargó de lanzar a la arena política hace más de dos años, a finales de la primavera del 2012, cuando habló por primera vez de reducir el número de escaños del Parlamento, en línea con la política de recortes practicada en la Administración autonómica, que dejó el número de consellerías en ocho, frente a las trece que había en el 2009.

Pero la reforma electoral quedó en el limbo debido a la disolución del Parlamento gallego decretada a finales de finales de agosto para afrontar las elecciones autonómicas de octubre, a las que los populares concurrieron incluyendo en su programa la reforma electoral. Desde entonces, el texto todavía tardó en ver la luz, pero una vez que se produjo el relevo al frente del PSdeG, con Gómez Besteiro reemplazando a Pachi Vázquez en la secretaría general del partido, la reforma electoral entró en el registro del Parlamento en enero de este año.

Contaminación del debate

La tramitación del texto ha sido objetivo de sucesivas demoras. El PP pudo aprobarla en junio, pero evitó hacerlo. Y ahora que la tramitación toca a su fin, el debate aparece contaminado por la reforma de la Ley Orgánica del Régimen Electoral General (Loreg). «Parece evidente que querían acompasar las dos reformas electorales», se quejó ayer el portavoz parlamentario del PSdeG, José Luis Méndez Romeu, algo que su homólogo del PP, Pedro Puy, echó por tierra al argüir que la reforma gallega se lleva tramitando desde hace tiempo, con sucesivos intentos de negociarla con la oposición.

Ahora bien, está por ver cómo responderá el PP gallego a la confluencia de los dos debates. De hecho, el que se presentara a nivel estatal otra reforma electoral, censurada con más o menos intensidad por todas las fuerzas políticas, lo que hizo fue darle un impulso a la postura del rechazo a negociar que mantiene la izquierda en Galicia. La intensidad que ha cobrado este debate podría incluso abocar a los populares a demorar nuevamente la aprobación de un texto pendiente ya solo de la votación final.