Feijoo congela el recorte de escaños

M. Cheda SANTIAGO / LA VOZ

GALICIA

Una de las medidas que pretende impulsar Feijoo es suprimir el aforamiento de diputados.
Una de las medidas que pretende impulsar Feijoo es suprimir el aforamiento de diputados. xoán a. soler< / span>

El presidente de la Xunta relega en su agenda la reducción del Parlamento de 75 a 61 diputados para priorizar el debate en la Cámara sobre sus medidas anticorrupción

29 nov 2014 . Actualizado a las 12:31 h.

Tampoco se aprobará este año el recorte de escaños en el Parlamento. El presidente de la Xunta y del PPdeG, Alberto Núñez Feijoo, ha optado por aplazar esa reforma electoral. El dirigente conservador ha ordenado a los suyos congelarla, al menos por ahora, con el propósito de no enturbiar el inminente debate en la Cámara sobre su plan anticorrupción, que estima prioritario. «Separamos a redución de deputados do resto das medidas de impulso democrático. Non lle imos dar a escusa á oposición de rexeitalas alegando que non queren facer o outro esforzo», arguyen fuentes conocedoras de esta decisión.

Como hizo anteayer Mariano Rajoy, el jefe del Ejecutivo autónomo acudirá a lo largo de las próximas semanas al hemiciclo para, excepcionalmente, defender en persona varias modificaciones legales y compromisos éticos con los que pretende «estar á altura do que os cidadáns están a esperar neste momento da política». Retirar el aforamiento a los parlamentarios, restringir las aportaciones personales a los partidos y vetar las empresariales, someter a las compañías semipúblicas a las mismas exigencias que a la Administración general, atribuir al Consello de Contas facultades de prevención del fraude, obligar a todas las formaciones políticas a difundir sus cuentas a través de Internet... Aproximadamente, ascenderán a 40 las medidas que aúpe a la tribuna de O Hórreo.

Un compendio de fórmulas entre las que destacan también la minoración de las vacaciones de sus señorías, la creación de portales web de transparencia con datos de todo tipo (costes de actividades, declaraciones de patrimonio, líneas de móvil institucionales, sueldos...), la implantación de nuevas inhibiciones para altos cargos con intereses societarios y la limitación de las competencias de los gobiernos en funciones.

Feijoo cree que si en ese paquete hubiese introducido como cláusula 41 la supresión de escaños, que repudian PSOE, AGE y BNG, el proyecto jamás saldría adelante con más respaldo que el de sus propias filas. De ahí que haya resuelto dejarlo fuera. «A oposición -argumentan fuentes de su entorno- terá que retratarse primeiro ante as propostas de rexeneración e non poderá xustificar a súa negativa na redución de deputados».

Se trata de una estrategia similar a la empleada en el ámbito español por Rajoy, quien a finales del verano pasado extrajo de su decálogo «para cambiar la política» la designación directa de alcaldes, con el ánimo de ganar a los socialistas para el resto de la causa. Finalmente -quedó patente este jueves- el inquilino de la Moncloa ha fracasado en su empresa y ahora, con los comicios locales ya a la vuelta de la esquina y Pedro Sánchez dándole la espalda por completo, se quedará tanto sin reforma electoral municipal como sin pacto de Estado contra la corrupción.

Estrategia Rajoy, con margen

Respecto al líder de su partido, no obstante, Feijoo cuenta con una ventaja en este ajedrez: tiempo suficiente para mover ficha. En principio, las siguientes autonómicas no tendrán lugar hasta el otoño del 2016. Con lo cual, aunque no consiga el aval de los de Besteiro para su hoja de ruta anticorrupción, todavía gozará de margen para retomar «en calquera momento» la tramitación de la rebaja de actas, ya registrada formalmente hace meses.

En su diseño original, de julio del 2012, el adelgazamiento del hemiciclo incrementaba algo el poder decisor de los votantes de Lugo y Ourense, graneros tradicionales de sufragios para los conservadores. En cambio, en su actual concepción, la cual data de enero del 2014, el peso específico de los censados en ambas provincias no solo no aumenta, sino que mengua levemente.

Si prospera el cambio tal cual, en el ocaso del 2016 en A Coruña la gente escogerá 20 representantes, en lugar de 24; en Pontevedra, 18, en vez de 22; en Lugo, 12, no 15; y en Ourense, 11, frente a los 14 del 2012. Esto es, la primera de esas circunscripciones pasará de concentrar el 32 a reunir el 32,8 % del total de parlamentarios; la segunda, del 29,3 al 29,5 %; la tercera, del 20 al 19,7 %; y la cuarta, del 18,7 al 18 %.

De acuerdo con sus promotores, se trata de unas reglas de juego que ahorrarían al erario cinco millones por legislatura y que no hubiesen alterado el resultado de ninguno de los comicios gallegos convocados hasta la fecha. Además, arguyen, la transición de 75 a 61 diputados se sitúa dentro de los márgenes marcados por el Estatuto de Autonomía en su artículo 11, que cifra en un mínimo de 60 y un máximo de 80 el número de asientos de la Cámara. Figuraba explícitamente, esgrimen también, dentro del programa con el que Feijoo renovó mayoría absoluta hace dos años, amén de «estar en liña» con la disminución de conselleiros y altos cargos en la Xunta, del 40 y del 50 %, respectivamente.