
El turístico barrio de Vigo es un páramo por las redadas al mercado y manteros
01 mar 2015 . Actualizado a las 05:00 h.«Esto es el desierto del Sáhara. El mercado lleva 135 días cerrado por la redada y eso ha hundido al barrio. Hoy pasó mi proveedor e hice menos pedidos para Semana Santa. Soy un daño colateral», dice Jaime, un vendedor de souvenirs del Casco Vello. Echa desanimado un vistazo a la plaza de A Pedra. Es la hora de comer pero ni siquiera las palomas roban pinchos en las terrazas de los bares. El popular mercado está sin un alma desde que la jueza de instrucción número 3 de Vigo, Marisol López, clausuró la planta superior el 15 de octubre tras ser denunciado por Estados Unidos como uno de los diez focos de ropa falsificada del mundo. Hubo 38 puestos y 10 tiendas cerradas, 80 imputados y 20.000 prendas requisadas.
La redada acrecentó la leyenda del mercado, que ha captado el duro mensaje. Nada será ya lo mismo. «El turista venía atraído por el morbo, tenía el gusanillo de comprar algo medio ilegal. Mis marcas eran oficiales pero jugaba con ese halo de misterio que se va a perder porque A Pedra se va a renovar con negocios nuevos, quieren montar un outlet», dice José Manuel, dueño de un ultramarinos. A su mujer le cerraron el puesto pese a tener ropa «legal». Con la mercancía sobrante se mudaron a A Laxe.
Los vendedores de la planta baja siguen abiertos y pagan 5.000 euros al mes para mantener la concesión municipal. Algunos no pueden porque llevan 5 meses sin trabajar y se concentran cada viernes ante los juzgados para pedir la reapertura y su mercancía.
La pasada semana, el barrio sufrió otro mazazo. La policía arrestó a cuatro manteros de la cuesta de A Laxe por vender bolsos falsos. Los ambulantes no han vuelto y es un páramo. «A Pedra era una cadena, la gente venía a comprar ropa, tomar unas cervecitas, comer, pasar por el centro comercial de A Laxe pero ahora han cerrado dos taperías, tiendas y locales en A Laxe. Varios restaurantes no abrirán hasta el verano para ahorrarse la Seguridad Social. Solo los cruceristas nos van a salvar», lamenta Jaime.
La ostrera Isabel da fe de ello: «Un pouco menos de xente hai, a ver cando veña a Semana Santa porque cando abren os bares hai máis alegría. Os que pasaban por A Pedra, tamén pasaban por aquí». El vendedor de regalos Fernando Vázquez lo ve negro: «Es el peor febrero en mucho tiempo, noté un bajón, alguna clientela se siente frustrada porque viene de lejos a ver A Pedra y se encuentra esto».