La policía detiene a tres personas por la trama de secuestros a indigentes

Alberto Mahía A CORUÑA / LA VOZ

GALICIA

PACO RODRÍGUEZ

La operación se llevó a cabo en un asentamiento de Culleredo donde hace mes y medio ya habían liberado a tres personas supuestamente retenidas por feriantes

06 mar 2015 . Actualizado a las 01:10 h.

Cuando hace mes y medio un hombre de avanzada edad se presentó en la Cruz Roja para pedir auxilio y contar que estaba siendo retenido en una chabola de un poblado coruñés, la policía se encontró de pronto con una trama hasta ahora inexplorada por la delincuencia. Nunca se había visto ni oído el secuestro de indigentes para quedarse con sus míseras pensiones.

El mes pasado detuvieron al individuo que presuntamente mantenía encerrado al denunciante y ayer a primera hora de la mañana se produjo una redada en Celas (Culleredo) que concluyó con el arresto de tres personas más. Concluido ese operativo trabajado en silencio durante casi dos meses, la policía cree que el problema ya no existe.

La operación comenzó muy de mañana. Varios furgones de la Policía Nacional tomaron el lugar conocido como el Monte da Raposa. Allí, en una extensión como dos campos de fútbol, se levantan casas y naves ilegales, casi todas ellas de feriantes y chatarreros procedentes del poblado chabolista de la conservera Celta, en A Coruña. Las levantaron hace diez años cuando recibieron una ayuda de 24.000 euros en un plan de erradicación del chabolismo que nunca concluyó. No hubo en esa zona problemas de ningún tipo hasta ahora y así se lo hicieron ver algunos residentes a los agentes actuantes mientras procedían a las detenciones. Les pedían que los soltasen, que no habían hecho nada, que en el lugar jamás hubo secuestros. Pero sí los hubo, según fuentes de la investigación. La policía trasladó a los detenidos a comisaría y hoy pasarán a disposición judicial.

El primer detenido por estos hechos, hace mes y medio, negó haber tenido secuestrado en casa a indigente alguno. Reconoció eso sí que lo tenía trabajando para él a cambio de un plato de comida, una cama y un techo. Y que siempre lo trató muy bien, de ahí que no se explicase los motivos que llevaron a ese hombre a denunciarlo. Y por algo tran grave, «siendo mentira», declaró. Una vez que le contó su versión a la titular del Juzgado de Instrucción número 8, esta lo dejó en libertad con cargos. Pero ayer fue detenido de nuevo en la redada y en comisaría volvió a insistir en su inocencia.

A este feriante lo arrestaron minutos después de que aquel hombre de avanzada edad contase a una responsable de la Cruz Roja en A Coruña lo que le estaba ocurriendo. Como la intención del detenido era, supuestamente, cobrar la renta social del indigente y este necesitaba un papel que solo se lo podían dar en esa institución, lo acompañó a la entidad. De camino, el presunto secuestrador le exigió que no abriera la boca, que se limitara a pedir el papel, que lo cogiera, y punto. Pero el hombre no le hizo caso.

Cuando se vio solo frente a la voluntaria y después de que esta no dejase entrar en el despacho al hombre que lo acompañaba, relató su infierno. Contó que conoció a su captor en la calle y que lo había convencido para que fuera a vivir con él al poblado de la Conservera Celta. Lo convencieron con un plato de comida en la mesa y una cama en la que dormir. A cambio, solo tenía que ayudarle a recopilar madera, a limpiar o con cualquier chapuza.

Nada pasó en los primeros días. Pero de pronto, según el relato del indigente ante la policía, la actitud hacia él del secuestrador cambió. Ya no eran buenas palabras. Eran gritos. Y cuando le dijo que de continuar como un esclavo cogería sus cosas y regresaría a la Cruz Roja, fue cuando lo encerraron.

Al escuchar aquello, según describe la policía en el atestado, la responsable de Cruz Roja llamó de inmediato al 091 para denunciar lo que le acababan de contar. Y en ese momento comenzó la operación.

Ya cuando fueron a detenerlo, los agentes descubrieron que había dos hombres más en un cobertizo junto a su vivienda que podrían estar pasando por la misma situación que el anciano. Ellos lo negaron y de hecho, hasta ayer, continuaban trabajando para él a cambio de comida y techo.

A lo largo de este último mes y medio, los investigadores pudieron escuchar voces de vecinos de la zona que les indicaban que en alguna ocasión en los últimos años vieron a indigentes huir del asentamiento. Alguno llegó a pedir ayuda en una empresa y otros en viviendas cercanas.

Pero en el asentamiento lo niegan. Todos reconocen que utilizan a indigentes como mano de obra. «Pero son libres de irse cuando quieran», afirman. Niegan con la misma rotundidad que esos «acogimientos», como ellos los llaman, respondan al interés de algunos en hacerse con sus pensiones.

«Le di cama y comida a cambio de parte de las ayudas que recibe»

Uno de los detenidos ayer y que ya había sido arrestado hace mes y medio en esta misma operación tiene 27 años y es de origen portugués. Tras su primera declaración ante la jueza fue puesto en libertad con cargos. Hoy volverá a declarar.

En aquella ocasión, este hombre relató que conoció al hombre que lo denunció en la iglesia de San Agustín, en A Coruña. Contó que el indigente dormía entre cartones y que un día se le acercó para pedirle trabajo. Como no tenía nada que ofrecer a un hombre ya de avanzada edad, le dijo que tenía una chabola en la conservera Celta y que ahí podría vivir. Eso sí, a cambio le tenía que dar una parte de su pensión y ayudarle con pequeñas tareas. Ese fue el trato, según confesó el arrestado. Durante las semanas que lo tuvo con él, la mayor parte del tiempo estuvo solo. Dijo que de vez en cuando le compraba tabaco y lo acompañó a distintos sitios, como a la Seguridad Social o a la Cruz Roja a pedir unos papeles. A día de hoy no entiende los motivos que llevaron al hombre a «inventarse un secuestro». Tras declarar todo eso ante el juez, tras explicarle que ya su padre tenía a gente trabajando para él a cambio de comida y cama, regresó a su casa imputado por detención ilegal, lesiones, tenencia ilícita de armas y amenazas.

Trabajo

Sus vecinos contaban ayer que eso de ofrecer a personas necesitadas un puesto de trabajo existió siempre, ya desde tiempos de sus abuelos. Pero «nada de secuestros. Aquí están porque ellos quieren», aseguró uno de los residentes en el poblado de A Raposa, en la parroquia cullerdense de Celas, donde residen habitualmente los tres detenidos y donde la policía encontró a dos mendigos supuestamente retenidos.