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Un vilagarciano sufre graves quemaduras tras pedir en un bar un vaso de «agua» y beberlo

Susana Luaña Louzao
Susana Luaña VILAGARCÍA / LA VOZ

GALICIA

A Guillermo lo llevaron primero al Hospital do Salnés, «pero no dejaba de vomitar, incluso eché sangre»

04 may 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Guillermo Casas Prego es un vilagarciano de 51 años que lleva una semana ingresado con el esófago totalmente abrasado sin que sepa muy bien qué fue lo que le provocó tan graves quemaduras. Y todo por beber un vaso de agua que pidió el pasado domingo en un bar. Lo que se teme es que no le hayan dado agua, aunque todavía no sepa qué es lo que realmente bebió.

Guillermo fue el pasado domingo a tomar algo a un bar del centro de Vilagarcía, un local que frecuenta y en el que suele repetir las mismas rutinas. «Pedirles un café y un vaso de agua», asegura desde la habitación que ocupa desde ese día en el hospital Montecelo de Pontevedra. Cuando le pusieron su consumición, el cliente cogió el vaso y se tomó de golpe un buen sorbo. Ya no pudo beber más. «Sentí un ardor muy fuerte en la boca -recuerda-, y empecé a sudar y a vomitar, no podía parar, me abrasaba toda la boca y la garganta».

Ocurrió a una hora en la que la calle estaba muy transitada y los bares llenos de gente, por lo que fueron muchos los testigos de lo ocurrido que llamaron de inmediato a una ambulancia. A Guillermo lo llevaron primero al Hospital do Salnés, «pero no dejaba de vomitar, incluso eché sangre, y como había que hacerme una endoscopia y allí no tenían material, me trasladaron a Montecelo».

En el centro pontevedrés sí se la hicieron, y según el paciente, «me dijeron que tenía las paredes del esófago totalmente quemadas, que todavía iba a tardar en curarme y que era posible que me dejase secuelas». Lo que no le dijeron, de momento, fue el contenido del supuesto vaso de agua que le abrasó la garganta. En principio, no cree que se tratase de agua del grifo, porque «aunque yo siempre la pido del grifo, que la otra no la puedo tomar, lo que recuerdo es que me la echaron en el vaso de una botella. No sé lo qué había en esa botella, pero de lo que estoy seguro es de que no era agua».

Arreglarlo por las buenas

Guillermo dice encontrarse ahora un poco mejor, aunque le preocupa que los médicos le digan que le pueden quedar secuelas de algo que él cree que fue un accidente. A la espera de que le puedan aclarar qué fue lo que bebió, de momento solo piensa en recuperarse y no quiere cargar tintas contra los responsables del establecimiento. «Quiero arreglar esto por las buenas», asegura. Y aunque en la zona de vinos de Vilagarcía nadie habla de otra cosa, el abrasivo contenido de la botella sigue siendo un misterio.