Vía de plata hacia Andalucía

Pablo González
Pablo González REDACCIÓN / LA VOZ

GALICIA

El gran anillo externo
Ayerra

Abiertos los últimos 49 kilómetros de la A-66, que ponen más fácil el viaje de los gallegos en dirección al sur

13 may 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

La antigua calzada romana entre Mérida y Astorga, que terminó siendo el camino de Santiago del sur, es ya una moderna autovía de 795 kilómetros que desde hoy une Gijón con Sevilla, con un único tramo de peaje entre León y Campomanes (Asturias) que no afecta a los gallegos que van a utilizarla para dirigirse a Extremadura o Andalucía occidental. Los últimos 49 kilómetros que quedaban para completar la autovía de la Plata (A-66), el eje que circula en paralelo a la frontera con Portugal y que rompe la clásica traza radial, se pusieron en servicio ayer, en plena campaña, y por tanto sin una ceremonia política que sacara rédito de la infraestructura, tal y como prevé la Ley Electoral.

El tramo entre Benavente -el lugar donde los viajeros gallegos abandonan la A-6 para entroncar con la A-66- y Zamora se abre para evitar la N-630, que aunque era una carretera sin apenas curvas, soportaba un importante volumen circulatorio -8.000 vehículos diarios- y de tráfico pesado que ralentizaba la circulación. Según Fomento, el ahorro de tiempo con la apertura de este tramo es de 15 minutos, aunque en circunstancias con alto tráfico de camiones el recorte en tiempos sería aún mayor. La autovía también evita el paso por siete núcleos de población -Barcial del Barco, Villaveza del Agua, Santovenia, Granja de Moreruela, Riego del Camino, Fontanillas de Castro y Montamarta- donde, lógicamente, la velocidad está limitada a 50 kilómetros por hora.

En los últimos meses, además, la circulación por la carretera era aún más lenta, pues se construyeron media docena de rotondas que sirven de acceso a la autovía. Mientras se estaba completando la A-66, por tanto, el paso por la N-630 era aún más incómodo y se perdía más tiempo que antes de los cambios forzados por la construcción de la vía de alta capacidad.

La finalización de este eje crucial para vertebrar el occidente español ha supuesto un desembolso para su ejecución de 149 millones de euros. Las obras se desarrollaron en un tiempo récord, tan solo dos años, pero no solo por las escasas dificultades orográficas del recorrido. Se trata de una autovía con peaje en la sombra -no pagan los usuarios directamente, sino el Estado con sus impuestos- y el consorcio que la construyó -Cintra Infraestructuras, Acciona y el fondo Meridiam- tuvo que adelantar el dinero de la obra. Solo empezaría a cobrar el canon de Fomento hasta que la vía estuviera en servicio. En los próximos 30 años el Estado deberá aportarles 998 millones de euros, en los que se incluye el desembolso por la obra, los gastos financieros por el préstamo y los de explotación, es decir, el mantenimiento de la autovía y su viabilidad permanente.