No al ostracismo judicial de Angrois

José E. Villarino SOCIO DEL FORO DEL TRANSPORTE

GALICIA

25 jul 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

La enorme tragedia ferroviaria de Angrois no debe caer en el ostracismo, frente a los muchos intereses en que la instrucción de este gravísimo accidente se olvide. Pero, sobre todo, no puede caer en el ostracismo judicial en el que lleva camino de caer. ¿Qué ocurre señor juez que pasa el tiempo y no se produce progreso alguno en la instrucción de esta causa? Va camino de seis meses en que los peritos entregaron sus informes y muy pocos o ninguno han sido los progresos que se han producido en la instrucción. Se quejan, con razón, las asociaciones de víctimas del trato humillante que están recibiendo por parte del Gobierno y de otras instituciones públicas, acrecentando todavía más su dolor. Veamos.

PP y PSOE les han negado sistemáticamente una comisión parlamentaria de investigación, que ha sido sustituida por una vergonzante subcomisión para el estudio del sector ferroviario.

La ministra les ha dado buenas palabras que se han quedado en nada. Han dicho que la línea Ourense-Santiago era una línea de alta velocidad, cuando no era así. Nadie, excepto el maquinista, ha sido todavía imputado, al tiempo que la Audiencia Provincial, por dos veces, desimputó a altos cargos de Adif. La fiscalía y la abogacía del Estado más parecen los defensores que instancias encargadas de hacer cumplir y aplicar la ley. La Xunta les envía las fuerzas antidisturbios para disolver una manifestación en la plaza del Obradoiro. Personas que en la fecha del accidente tenían evidentes responsabilidades han sido premiadas y elevadas a ministros y secretarios de estado. Hace un año enumeraba los eslabones de una cadena de negligencias y malas prácticas, que a su Señoría corresponde dilucidar si son o no, y cuáles, constitutivas de delito. En el origen de esa cadena están las responsabilidades políticas electoralistas de quienes cambiaron el proyecto inicial de la infraestructura y de quienes, posteriormente no realizaron los oportunos análisis de riesgos frente a los cambios introducidos y autorizaron que el tren circulase sin las mínimas protecciones que advirtiesen y neutralizasen el error humano, que fatalmente se produjo.