«Antes de denunciar hay que asesorarse sobre cómo hacerlo»

María cedrón REDACCIÓN / LA VOZ

GALICIA

SANDRA ALONSO

El Centro de Recuperación Integral atendió este año a 33 mujeres y 36 menores

02 nov 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

La sala está vacía. Hay pufs de colores repartidos por la habitación. También hay una pizarra y varios dibujos de la película de Pixar Inside Out colocados en un panel. Junto a cada uno de los personajes pueden leerse palabras como asco, alegría o enfado. Con ellos las trabajadoras del Centro de Recuperación Integral de Mulleres que Sofren Violencia de Xénero (CRI) hacen terapia con los menores que han vivido en su hogar escenas que nunca deberían haber visto. Porque, además de las mujeres, los niños y las personas dependientes son otros afectados de una lacra social que parece no remitir.

De hecho, durante el primer semestre del año, además de las 241 mujeres atendidas dentro del programa de ayuda psicológica de la Secretaría Xeral de Igualdade en Galicia, tuvieron que utilizar ese recurso 83 menores y 16 personas con algún tipo de dependencia que eran cuidados por las mujeres. Solo por el CRI han pasado ya en lo que va de año 33 mujeres de todas partes de Galicia, 36 menores y 9 personas dependientes. Desde junio del año pasado, cuando fue inaugurado, el número de usuarias suma 78.

Es jueves. Habrá que esperar hasta la tarde para que la sala en la que están los dibujos y el resto de estancias del centro se llene de actividad. No es una casa de acogida donde quedarse a dormir, es un lugar para aprender a vivir de nuevo. Para recuperar la autoestima, para reactivar la rutina diaria. «Lo que han experimentado estas mujeres es tan tremendo que muchas se han dejado ir y han perdido hábitos tan cotidianos como cocinar o salir a tomar un café. De hecho, tenemos un servicio de voluntariado para acompañar a las que no tienen a nadie a tomar algo una tarde o solo para dar un paseo porque ellas solas no se atreven», describe la directora del centro, Begoña Riveira Barros.

Atención a demanda

El CRI no tiene horario. Se adapta al de las mujeres. Para muchas, este centro ubicado en Santiago, con vistas a la hermosa carballeira de San Lorenzo, no está a un paso. Por eso abre incluso sábados y domingos. «No queremos que el servicio quede ceñido al horario de un funcionario. Hay quien no se atreve o no quiere ir al Centro de Información a la Mujer de su entorno cercano por temor a que su caso se conozca, y vienen hasta aquí. Muchas trabajan. No pueden acudir en horario de oficina», añade. Porque, como dice, aunque parezca mentira hay conductas que todavía están muy estigmatizadas, sobre todo en concellos más pequeños donde prácticamente todo el mundo se conoce.

«Tenemos también una cocina en la que las mujeres que vienen de fuera pueden hacer algo para comer, calentar un biberón o tomar una tila. Porque aquí gastamos mucha tila», explica Begoña Riveira.

Talleres para niños y para sus madres, ayuda terapéutica, formación para funcionarios de juzgados... La labor que se desarrolla aquí es multidisciplinar. Ayudar a las que han sufrido maltrato es solo una parte del trabajo. Formar y educar es la otra. Porque el centro no es una casa de acogida. Es un lugar de apoyo que, como apunta, «estaría en un segundo nivel dentro de la red de ayuda que tienen las mujeres víctimas de violencia de género en Galicia».

Casos derivados

Los casos que llegan son derivados desde los servicios sociales de los ayuntamientos o desde alguno de los noventa Centros de Información a las Mujeres (CIM). «También hay las que vienen y tocan en la puerta, entonces hay que hacerles una entrevista para evaluar sus casos», apunta.

Para las mujeres no es fácil dar el paso de llegar hasta allí. Menos aún lo es darlo a conocer. El porcentaje de casos que se denuncian, aunque es cada vez mayor, todavía es pequeño. «Hay algunas que llevan años aguantando maltrato y un día, por un tema determinado y puntual saltan y se atreven. El haber tirado agua sobre la cabeza de un hijo es, por ejemplo, esa gota que colma el vaso. Pero olvidan hablar de todo lo que han pasado antes. Entonces corren el riesgo de que sea sobreseído el caso porque el juez puede decir «solo por eso...». Por eso antes de efectuar la denuncia es bueno que se asesoren en la red de ayuda que existe para tal fin, para que todo salga bien», explica la responsable del CRI.

Además de este centro, distribuidos por diferentes puntos de la comunidad hay pisos de acogida en A Coruña, Ferrol, Ourense, Lugo y Culleredo. Todos dependen de los concellos, aunque reciben ayudas de la Secretaría Xeral de Igualdade. También existen un Centro de Emerxencias en Vigo y una red de unos noventa Centros de Información a la Mujer, además de los servicios sociales de los concellos.

Un total de 85 varones buscaron ayuda para controlar sus impulsos

Buena parte de ellos lo han hecho porque su pareja o alguien del entorno cercano se lo ha recomendado, pero lo importante es que han dado el paso. Durante el primer semestre de este año, un total de 85 hombres llegados de diferentes puntos de Galicia participaron en el programa impulsado por la Secretaría Xeral de Igualdade, Abramos o Círculo, orientado a trabajar con varones que tienen problemas para controlar impulsos violentos en el ámbito de la pareja o de la familia. La cifra supone un incremento de 25 personas con respecto al mismo período del 2014.

Trabajar en grupo y contar sus experiencias resulta una terapia importante a la hora de solucionar el problema. Reconocer que algo falla en el ámbito del hogar es un paso importante. De ahí que únicamente con acudir ya sea algo, tal y como explica la directora del CRI. Los talleres grupales son una de las terapias que más usan.