Alaba las medidas tomadas por Educación para la integración del pequeño
18 dic 2015 . Actualizado a las 03:20 h.El padre del alumno con necesidades especiales que cursa sus estudios en el colegio Manuel Rivero de Lalín quiere que su hijo continúe integrado en el centro. Considera que es allí donde debe estar y apunta que «desde que está en este colegio, el niño mejoró en un 80 %».
La decisión de padres de alumnos de no llevar a sus hijos dos días a clase y el revuelo mediático tras los acontecimientos en los últimos días no pasan desapercibidos para el pequeño de ocho años. Su progenitor explica que «le está afectando mucho y entra a los sitios acobardado y no quiere salir». Apunta que «era un niño que estaba siempre muy alegre y ahora no es así».
A él le preocupa «por encima de todo el bienestar» de su hijo, porque «lo más importante es el niño», dice.
El padre aprovechó ayer la presencia del conselleiro de Educación, Román Rodríguez, y otros miembros de este departamento autonómico en un acto celebrado en el instituto Laxeiro de Lalín para hablar con ellos. Irrumpió en el salón de actos donde se estaba llevando a cabo la presentación de un libro realizado en el centro y editado por la consellería contra la violencia doméstica.
Profesores del centro que se encontraban en la puerta le instaron a salir y a aguardar a la finalización del acto. El padre esperó en la puerta del instituto, a donde acudió el responsable de Educación en Pontevedra, César Pérez Ares, para hablar con él.
Una de las preocupaciones del padre eran las medidas que podría adoptar Educación respecto a su hijo. El progenitor del pequeño señaló que llegó «a firmar una hoja autorizando el traslado a un centro especial, pero solo por lo que pudiera pasar en un futuro y por si pasaba algo».
La familia es la que manda
El delegado insistió al padre en que cualquier decisión o medida que se pueda adoptar tendría que contar con el consentimiento de la familia, que son los que tienen la última palabra y que Educación trabaja para favorecer la integración como así lo marca, entre otras leyes, la Lomce.
El padre apunta que se siente «contento con las medidas que adoptó Educación con la integración del niño». Pérez Ares recordó la adscripción de un cuidador que se encargaba del pequeño y señala que ahora esa cuidadora se encuentra de baja y hay un cuidador. El delegado explicó que está al tanto de la evolución del pequeño y espera que con la llegada de esta persona al centro su trabajo mejorará aún más.
El padre indicó que tanto él como su hijo están contentos con la labor que lleva a cabo la cuidadora y que su único deseo es «que se recupere». Pérez Ares recordó al progenitor que en la atención de niños con este tipo de necesidades específicas hay tres posibilidades. Una, por la que apuesta Educación, es la integración del niño en un colegio ordinario como este caso y su inclusión en un centro público.
Una segunda, para casos con necesidades concretas en los que se vea que puede ser necesario, una educación mixta. Es decir, prestada en parte en un colegio de educación ordinaria y en parte en un centro especial como apoyo o refuerzo. Y una tercera opción, para casos en los que la situación o la problemática lo recomienden, la enseñanza en un centro especial.
Un proceso a la espera y con las vacaciones de Navidad por delante
Tanto el conselleiro de Educación, Román Rodríguez, como el jefe territorial, César Pérez Ares, insistían ayer en que Educación no adoptó de momento ningún tipo de medida y que están recabando información de los servicios correspondientes. Recalcaron que son los técnicos, en este caso los servicios de orientación tanto provinciales como los del propio colegio y la inspección, los que están analizando el caso de este alumno para después elaborar un informe con las correspondientes recomendaciones. De ellas se podrían desprender medidas que tendrían que contar con el consentimiento de la familia.
Unas posibles decisiones que no se adoptarían de momento. El viernes, los alumnos se van de vacaciones de Navidad y ese descanso lectivo llevará consigo también que cualquier cuestión educativa referida al caso tendrá que esperar, al menos hasta enero. El alcalde de Lalín, Rafael Cuíña, cuyos hijos van al colegio Manuel Rivero, volvía a pedir discreción y «aos pais un pouco de entendemento porque hai dereitos de menores polo medio». El regidor mantuvo un encuentro con la dirección del centro, donde la situación es de normalidad absoluta.
Loa las cualidades del menor y cree que «tienen suerte de que esté ahí»
Las protestas de padres de alumnos de la clase de su hijo no fueron bien recibidas por el padre del pequeño que, pese a todo, prefiere no manifestar públicamente su opinión sobre ellas. Le duele, dice, que se intentara apartar a su hijo.
Señala que «ellos -por los padres de los compañeros de aula de su pequeño- no saben la suerte que tienen de tener a mi hijo en ese colegio, es un niño que sabe muy bien lo que es la vida y es muy maduro para su edad». El padre explicó al delegado que es pensionista y que le dedica al menor todo su tiempo. Indica que su hijo «sigue un tratamiento y va al psicólogo, por un problema, pero nada más» y se alegra «de que el delegado reconociera que el escolar tuvo una mejoría y que ahora hablen de medidas de integración.