La Xunta solo ve casos aislados en la muerte de 80 vacas por abandono

m. Beramendi, j. romero SANTIAGO, RIBEIRA, LUGO / LA VOZ

GALICIA

ROI FERNANDEZ

La conselleira de Medio Rural desvincula los hechos de la crisis del campo gallego

24 abr 2016 . Actualizado a las 17:57 h.

El hallazgo de más de 80 vacas muertas y otras en mal estado en explotaciones de Chantada, Friol y Boiro precipitó ayer la comparecencia urgente de la conselleira de Medio Rural, Ánxeles Vázquez, para desvincular lo sucedido de la grave crisis de precios y de rentabilidad que sufre el campo gallego. A su juicio, se trata de tres hechos «illados» entre las 38.000 explotaciones con animales que hay en Galicia, y en granjas, expuso, en las que «hay más problemas de fondo» que se irán conociendo a medida que avancen las investigaciones judiciales. La responsable de la política ganadera advirtió de que en ninguno de los tres casos los titulares de las explotaciones que han infringido la normativa de bienestar animal se pusieron en contacto con la Xunta ni con los servicios sociales de sus ayuntamientos. Y calificó los hechos de «lamentables» e «inxustificables».

Con Feijoo de viaje por Argentina y Uruguay, la conselleira es el primer cargo de la Xunta que comparece para dar explicaciones sobre esta grave crisis ganadera, aunque lo hace cuatro días después de que se conociese el caso de abandono de vacas en una granja de Chantada. Ánxeles Vázquez aseguró que la Xunta actuó desde el primer momento para garantizar la salud pública y el bienestar de los animales en permanente colaboración con los cuerpos de seguridad y con la Justicia. «O maltrato animal está absolutamente inxustificado en todos os ámbitos; non se pode consentir que se deixe de alimentar ou de proporcionar bebida a un animal, nin tampouco que se manteña atado durante longos períodos, nin moito menos desfacerse de cadáveres mediante a incineración ou o soterramento», lamentó la responsable de Medio Rural.

La Xunta sostiene que no puede apelarse a la crisis económica ni a las deudas y recordó que la Administración gallega tiene a disposición de los ciudadanos servicios para gestionar el sacrificio y la retirada de reses en condiciones sanitarias adecuadas y sin un coste para el responsable de la explotación.

Durante su comparecencia, la responsable de Medio Rural recordó que, lamentablemente, estos episodios de maltrato animal vienen ya sucediendo a lo largo de los tiempos y no solo se circunscriben al ámbito rural.

«¿Crise? ¡Claro que hai crise! Pero todos sabemos o amor que profesan os gandeiros aos seus animais», dijo Ánxeles Vázquez, quien recordó que llevaban ya tiempo trabajando en el caso de Friol y días en el de Chantada, al contrario que en Boiro, donde no hubo denuncia. En ese caso, la conselleira, dada la edad del titular, no dudó en asegurar que «debería estar xubilada».

Despropósitos en Boiro

En lo referido al caso de Boiro, que se localiza en una aldea de la parroquia de Abanqueiro, se han dado un cúmulo de despropósitos que favorecieron que la precaria situación, en la que se encontraban las 15 vacas localizadas, se prolongara en el tiempo. El viernes trascendió que, a finales del 2015, personal de Tragsa realizó una inspección rutinaria en esta pequeña explotación y no vio motivos para dar la voz de alarma, algo que ayer dejó con la boca abierta a más de uno en Medio Rural.

La misma cara de sorpresa se les quedó a altos cargos de este departamento de la Xunta cuando supieron (a través de la prensa) de que personal de su propia consellería había acompañado a los agentes del Seprona que inspeccionaron, el viernes, a estos animales en Boiro. De hecho, en Medio Rural no tenían constancia de tal inspección, ya que, según parece, el personal movilizado no consideró que tuviera trascendencia suficiente para dar parte a la consellería. El mismo personal tampoco habría querido asumir la responsabilidad de movilizar a los animales a un espacio en el que pudieran habitar en mejores condiciones.

El colectivo que denunció el caso de Barbanza busca un santuario para las 15 reses

Las cabezas de ganado vacuno localizadas en dos prados y una pequeña explotación ubicada en el municipio coruñés de Boiro, epicentro de la comarca de Barbanza, están a la espera de ser trasladadas a un santuario en el que, se considera, estarán mejor atendidas. El encargado de hacer las gestiones es Vox Ánima, el mismo colectivo animalista que denunció ante el Seprona y la Fiscalía de Ribeira la precariedad en la que habitaban desde hace tiempo las 15 reses.

Ahora, y según apuntaban ayer en esta entidad, se está a la espera de que el Seprona entregue mañana las diligencias en el Juzgado número 2 de Ribeira, que instruye el caso, para que autorice el traslado del ganado, que, hay que recordar, fue decomisado cautelarmente el viernes, pero permanece en el mismo espacio. Antes, y a modo de trámite, habrá que comprobar que dicho santuario cuenta con los permisos necesarios para dar cobijo a este tipo de animales.

Multas anteriores

El vecino de Boiro propietario del ganado no es la primera vez que tiene problemas por cuestiones relacionadas con los animales o algunas de sus propiedades. De hecho, y según trascendió ayer, los vecinos de la aldea en la que reside lo denunciaron al Concello por el mal estado en el que se encuentran algunas de sus propiedades, que son numerosas. De hecho, las quejas sobre el mal estado de algunos solares dio pie a la Administración local para tramitar una sanción de 900 euros.

Las fuentes consultadas en la casa consistorial confirmaron que otras protestas vecinales tuvieron su razón de ser en el mal estado que presentaban las vacas que pastaban en un prado abierto y sin resguardo alguno en cualquier época del año.

La Guardia Civil investigaba al ganadero de Friol desde el 2013 porque las vacas no pasaban controles

La Guardia Civil de Lugo llevaba investigando al ganadero del concello lucense de Friol por un presunto delito de maltrato animal desde el 2013. El grupo de agentes del Seprona precisaron todo ese tiempo para reunir pruebas de que supuestamente el ganadero dejó morir de inanición y por varias enfermedades a cuarenta cabezas de ganado bovino que guardaba en un establo de la explotación de su propiedad. Supuestamente, después de dejar morir a sus vacas, las incineró en terrenos próximos a la granja, según fuentes cercanas a la investigación.

El propio ganadero acabó confesando a los instructores lo que había hecho con sus reses. Lo hizo de forma verbal y refrendándose en actos de la inspección que llevaron a cabo los servicios veterinarios, dependientes de Gandeiría, de la Consellería del Medio Rural de la delegación de la Xunta en Lugo.

Las investigaciones también indican que los animales de la explotación de este ganadero de Friol no recibieron tratamiento ni ninguna prescripción veterinaria para curar patologías que podrían haber contraído desde el día 12 de julio del 2013, día que se puso en marcha la investigación de la Guardia Civil.

Debido a estos hechos, la Guardia Civil citó al ganadero en calidad de investigado por un presunto delito de maltrato de animales por omisión. El ganadero alega que no pudo alimentar ni atender adecuadamente a sus reses por la grave situación económica que atraviesa y por la crisis del sector lácteo. Tras declarar el jueves en el juzgado lucense, espera que la Fiscalía formule la acusación.