Guardia Civil y Policía, en alerta por si cruza a Galicia el asesino más buscado de Portugal

La Voz OURENSE / LA VOZ

GALICIA

El rastro de Pedro Dias, «Piloto», llega hasta la vecina Vila Real

26 oct 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Que un delincuente portugués trate de ocultarse en Galicia, después de haber cometido dos asesinatos y haber dejado heridas a otras tres personas el pasado 11 de octubre, cae dentro de la lógica. Sobre todo, si su rastro llega hasta la vecina Vila Real. Por eso, mientras la Policía Judiciaria lusa trabaja de forma intensa en la búsqueda de Pedro Dias, de 44 años, apodado Piloto, a este lado de la frontera se ha recibido con especial atención y preocupación la alerta general que afecta al presunto autor de dos crímenes cometidos, al parecer, con extraordinaria sangre fría.

Policía Nacional y Guardia Civil están alertadas ante la posibilidad de que este hombre pueda intentar entrar en Galicia, sin que, por el momento, existan razones para sospechar que lo vaya a intentar. Esa es, al menos, la impresión que transmiten medios policiales. Los agentes cuya actividad se desarrolla en zonas fronterizas, o de paso, están simplemente advertidos de la situación, con el fin de que aumenten su nivel de vigilancia, tanto en la provincia de Pontevedra como en la de Ourense.

La actitud vigilante que mantiene la Guardia Civil llevó a que la semana pasada se respondiera con celeridad a una alerta puntual que saltó en la zona de Lobios, en la Limia Baixa. La movilización de medios fue notable, pero resultó ser una falsa alarma y el Piloto no estaba, ni había rastro de él, ni se le esperaba tampoco en la zona. No había ningún motivo para sospechar que estuviera allí.

La tensión al otro lado de la frontera es notablemente más alta, como pudieron comprobar los efectivos del destacamento de la Guardia Civil de Tráfico de Verín que acudieron a Vila Real para participar en un control conjunto con la Guardia Nacional Republicana (GNR) programado con anterioridad al incidente en el que perdieron la vida un agente de este cuerpo -otro fue tiroteado- y una persona más, en la localidad lusa de Aguiar da Beira, cerca de la frontera española con Salamanca. No solo era perceptible una mayor intensidad en la acción vigilante, sino que incluso ese día habían cancelado las autoridades portuguesas la licencia para la práctica de la caza, ante la posibilidad de que el prófugo se pudiera hacer con un arma larga, a costa incluso de la vida de algún cazador.