Los jabalíes llaman a la puerta de la ciudad

Pablo González
pablo gonzález REDACCIÓN / LA VOZ

GALICIA

CARLOS CORTÉS

La adaptación de la especie a los entornos periurbanos, donde logran alimento y no se sienten amenazados por depredadores o cazadores, es cada vez más habitual y genera riesgos de tráfico

06 nov 2016 . Actualizado a las 12:34 h.

El hombre se acerca para grabar un vídeo. Los jabalíes se quedan quietos observándolo, como si fueran una especie domesticada, como sus parientes los cerdos. El hombre les habla, les saluda, y ellos siguen allí, como si nada. Como si ya no fueran animales salvajes. En otro vídeo de YouTube, una pareja de estos animales se las arregla para derribar un contenedor de basura, abrir la tapa y buscar algo comestible en su interior. Hace unos días, una patrulla de la Policía Local de Cambre escoltó a un grupo de ocho jabalíes que en ordenada fila india circulaban por las calles de O Temple, un barrio muy urbanizado del municipio.

Esta situación es cada vez más habitual en Galicia, pero afecta a casi todos los países europeos. Aunque en la comunidad gallega hay algunos elementos propios que favorecen el coqueteo de esta especie con los ámbitos urbanizados, como la frágil frontera entre lo urbano y lo rural, la crisis demográfica en el campo y su consiguiente abandono, o la extraordinaria riqueza forestal, a menudo muy cercana a núcleos habitados. Hace unos meses, un grupo de científicos europeos alertaba del problema con un estudio en el que analizaban la explosión demográfica del jabalí y su colonización del norte de Europa, favorecida por el cambio climático.

La Consellería de Medio Ambiente es consciente de la cada vez más habitual presencia de los cerdos salvajes en entornos urbanos, una realidad que ya comienza a ser un problema en algunas ciudades catalanas y asturianas. «La cuestión es que esta especie ha encontrado un espacio de confort en las poblaciones. Y esto no es normal. Los jabalíes tienen que estar donde tienen que estar. No pueden sentirse bienvenidos en los entornos urbanos, pues pueden generar algunos peligros», asegura Luis Eusebio Fidalgo, profesor de la Facultad de Veterinaria de Lugo de la USC y experto en asuntos cinegéticos y fauna silvestre. Fidalgo recuerda que en algunos municipios catalanes ya se han establecido ordenanzas que prohíben dar alimento a estos animales. «Es importante que la gente se sensibilice y no los alimente», previene Fidalgo.

El riesgo estriba en que haya poblaciones de jabalí que se naturalicen en zonas urbanizadas, aunque normalmente es una especie con una altísima movilidad. «Pueden llegar a acostumbrarse a entornos periurbanos, donde tengan cerca el monte. Pero no tenemos constancia de que se hayan cerrado generaciones de jabalíes en estas zonas», matiza Fidalgo. ¿Puede ser que las batidas de caza organizadas durante casi todo el año empujen a los jabalíes hacia zonas urbanas donde se sienten más seguros? Fidalgo cree que esta situación podría darse puntualmente, «pero la raíz del problema es multicausal y compleja».

Explosión demográfica

Enrique Valero, director de la Escola de Enxeñaría Forestal de la Universidade de Vigo, coordinó un grupo de trabajo para elaborar un plan de gestión del jabalí que fue entregado a la Xunta hace año y medio. A pesar de no estar de acuerdo con las batidas durante todo el año, no cree que la presión cinegética sea la responsable de la presencia de jabalíes en ciudades y villas. «No tiene nada que ver. El verdadero problema es que tenemos una población muy por encima de su punto de equilibrio y si deja de controlarse llevará a los jabalíes a las puertas de las casas». Para Valero, la explosión demográfica de esta especie es lo que explica que colonice territorios en los que no estaba asentado, «desde zonas urbanas hasta las playas». La facilidad de encontrar comida en contenedores de basura también favorece la penetración, pues es fácil que los animales salvajes apliquen la ley del mínimo esfuerzo de cara a su sustento alimenticio.

Aunque no se trata de un animal especialmente agresivo -tan solo cuando se ve muy amenazado-, su presencia en las carreteras sí puede generar peligros. Junto con los daños a la agricultura, es el aspecto que más coste social y económico genera.

 

Medio Ambiente puso en marcha un plan para reducir los daños

La Consellería de Medio Ambiente puso en marcha un plan multidisciplinar para paliar los daños del jabalí que fue aprobado por el Consello de la Xunta el pasado 9 de junio. En este grupo de trabajo participaron las Administraciones titulares de las carreteras (Fomento y Axencia Galega de Infraestructuras), la Dirección General de Tráfico y la Guardia Civil de Tráfico, así como representantes de la Federación Galega de Caza y de la Consellería do Medio Rural y la de Medio Ambiente.

Un primer paso será identificar las zonas donde se concentran los accidentes provocados por estos animales, un trabajo que podría estar terminado este año. Una vez localizadas las áreas de mayor incidencia se implantarán una serie de medidas correctoras, como señales para informar a los conductores del peligro, instalación de pasos de fauna en las carreteras de nueva construcción -así como vías de escape para los que acceden a viales vallados- y uso de repelentes, entre otras medidas.

Daños agrícolas

Medio Ambiente ya ha establecido un protocolo para el seguimiento de los daños en explotaciones agrícolas, con el objeto de reducir los tiempos de respuesta de la Administración. Las líneas de ayudas se destinan a paliar los daños -600.000 euros presupuestados para este año- y a prevenirlos, con subvenciones que suman 400.000 euros para adquirir pastores eléctricos y otros dispositivos que espanten a los animales.

También se está analizando los períodos hábiles de caza, «co fin de optimizar o esforzo cinexético sobre esta especie», y se está prestando una atención especial a los espacios protegidos, para evitar que se conviertan en refugios. También se intenta mejorar las batidas para dirigir a los animales a zonas alejadas de las vías de alta capacidad.

¿Cuál es la población real en Galicia?

Enrique Valero recuerda que hace solo 25 años la población de jabalí en Galicia era muy reducida, y circunscrita a zonas poco pobladas como, por ejemplo, los Ancares. En solo una década se calcula que la población se ha triplicado, un cálculo basado principalmente en el número de animales abatidos, que en el período 2015-16 volvió a aumentar ligeramente tras una bajada previa, situándose cerca de los 15.000 ejemplares. La Consellería de Medio Ambiente no tiene una estimación oficial de la población de estos animales, sino una aproximación de su densidad por zonas «basada en datos de capturas, concentración de accidentes de tráfico y comunicación de daños en cultivos», explican en el departamento que dirige Beatriz Mato. Luis Eusebio Fidalgo, con todas las cautelas, se atreve a dar una estimación: en Galicia habría unos 55.000 jabalíes. La Xunta cree que el censo ha descendido en los últimos años.