Paula Prado, la única superviviente política tras las macrocausas de Pilar de Lara

Juan María Capeáns Garrido
Juan Capeáns SANTIAGO / LA VOZ

GALICIA

Paula Prado saliendo de declarar en el Tribunal Superior de Xustiza en noviembre del 2014.
Paula Prado saliendo de declarar en el Tribunal Superior de Xustiza en noviembre del 2014. CESAR QUIAN

Prado es una excepción. Todavía hay expolíticos levantando la cabeza tras las imputaciones que esparció desde Lugo la jueza

21 may 2022 . Actualizado a las 18:36 h.

La inminente llegada de Paula Prado a la secretaría xeral del PPdeG es una excepción. La compostelana es una superviviente del tsunami judicial que arrasó la política gallega hace algo menos de una década y del que todavía hay expolíticos levantando la cabeza, porque de todas las imputaciones que esparció Pilar de Lara desde el juzgado de Lugo apenas ha habido condenas. Salidas anticipadas de la vida pública, unas cuantas. Y rabia acumulada, toda.

La jueza Pilar de Lara la llamó a declarar como testigo por un contrato en el consistorio compostelano de cuando Prado era concejala, pero luego le atribuyó cuatro delitos y se filtraron conversaciones grabadas durante la instrucción. En una de esas charlas, ocurrida antes de que fuese citada, comentaba las primeras detenciones relacionadas con el caso con un amigo y decía: «Los regalos que hace Vendex tú ya los sabes: sin hacer nada hace un regalo de la hostia», por lo que se preguntaba qué clase de obsequios harían los supuestos corruptores cuando sí hubiese contratos de por medio. La frase fue simplificada y publicada como «Vendex hace unos regalos de la hostia», y así fue repetida una y otra vez. La última vez, en este mismo período sesiones en el Parlamento, cuando no son las redes sociales las que se encargan de recordarla. El Tribunal Superior de Xustiza de Galicia no apreció delito y archivó la causa.

El celo a la hora de imputar de la jueza —expedientada y desplazada de Lugo por el Poder Judicial al detectar retrasos injustificados en su juzgado— también lo conocieron de cerca el diputado y exconselleiro José Manuel Rey Varela (PP), al que se identificó erróneamente en una grabación durante meses; o la alcaldesa de Lugo, Lara Méndez, por una denuncia sindical que quedó en nada y que no estaba relacionada con los grandes sumarios que se sustancian todavía en la ciudad.

«Xamais perdoarei a actitude da xuíza De Lara. Ela acabou coa miña carreira política». La frase la pronunció hace un año Xosé Clemente López Orozco, exalcalde socialista de Lugo, imputado durante un lustro por el caso Garañón —sobre permisos urbanísticos—; el mismo expediente que cortó de raíz la proyección de José Ramón Gómez Besteiro, ex secretario general de los socialistas, que ya no pudo competir con Feijoo en el 2016. Orozco se ha jubilado, y el expresidente de la Diputación de Lugo, abogado, fue rehabilitado virtualmente en un reciente acto del PSdeG de González Formoso. Sigue al margen del aparato, pero mantiene viva su influencia.

Fernando Blanco, exconselleiro del BNG con el bipartito, fue uno de los primeros tropiezos de De Lara con el mundo político. Dimitió, estuvo imputado siete años y salió limpio de un caso con consecuencias políticas y personales «irreparables», denunció su abogado.

Más reveses de la jueza

La jueza tuvo más reveses menos sonados. El Tribunal Supremo la corrigió y no apreció delito en el hecho de que el senador José Manuel Barreiro (PP) y el entonces eurodiputado José Blanco (PSOE) recibiesen un obsequio de un empresario en forma de botellas de vino. Y alcaldes que ya no lo son o que cayeron por otras causas, como el de Santiago, Gerardo Conde Roa, concejales, altos cargos institucionales y directivos de empresas concesionarias también han encanecido por imputaciones dilatadas en el tiempo y que acabaron por diluirse.