Aniversario del accidente de Angrois: diez años del peor día de Galicia

José Manuel Pan / Paula Mahía REDACCIÓN / LA VOZ

GALICIA

Accidente de angrois
Accidente de angrois Xoán A. Soler / Mónica Ferreirós

Un tren Alvia procedente de Madrid descarriló el 24 de julio del 2013 cerca de Santiago. Hubo 80 muertos y 145 heridos. Nadie olvida aquel accidente, que está siendo juzgado estos días

24 jul 2023 . Actualizado a las 12:36 h.

Son las 20.39 horas del 24 de julio del 2013. Es miércoles. El tren Alvia S-730 de la línea 150/151 circula a 199 kilómetros por hora cuando faltan cinco kilómetros para llegar a la estación de Santiago. Francisco José Garzón, de 52 años, conduce el convoy ferroviario. Tiene a su cargo dos cabezas motoras, dos vagones técnicos, ocho de pasajeros y uno de cafetería. Es un experto maquinista que hizo decenas de veces la misma ruta, entre las estaciones de Ourense y Ferrol. «Dímelo...». Garzón atiende así una llamada en su teléfono móvil. Es el interventor del tren, Antonio Martín. Le pregunta si este Alvia cabe por la vía desviada de la estación de Pontedeume para facilitar la bajada de una familia con niños. La conversación dura 100 segundos. En ese tiempo, el tren cruza un túnel, un viaducto y otro túnel, el último antes de entrar en la curva de A Grandeira, en Angrois, que hay que tomar a 80 km/h. Pero el Alvia va a 195 cuando el maquinista se da cuenta y activa el freno de emergencia. Ya es tarde. Falta un minuto para la tragedia. Cuando el tren empieza a descarrilar, su velocidad es de 179 km/h. El arrastre termina a las 20.41.16 horas. Es la hora oficial del accidente. Desde la locomotora volcada, Garzón habla con el puesto de mando de Atocha: «Dios mío, Dios mío, pobres viajeros. Ojalá no haya ningún muerto». Hay 80, y 145 heridos. Empieza el peor día de Galicia.

Aunque parezca mentira, han pasado ya diez años de aquella tragedia que todavía reviven las víctimas del Alvia, decenas de pasajeros que sufrieron graves lesiones o perdieron a sus familiares en las vías, pero también los vecinos de Angrois que se encontraron con la muerte a las puertas de sus casas y que lo dieron todo por los viajeros de aquel endemoniado tren. Como los policías, guardias civiles, bomberos, sanitarios y demás miembros de los equipos de emergencias que nunca olvidarán las escenas de aquella destrucción.

El tren había salido de Madrid a las tres de la tarde con más de 200 pasajeros. Cinco horas después, arrancaba de la estación de Ourense tras cambiar de maquinista. La mayoría del trayecto hasta Santiago se hace a 200 km/h. Todo transcurre con normalidad. Entre las 20.29 y las 20.31, se activan cuatro avisos de rutina en la cabina: dos, por ir a 201 km/h, y dos, por bajar de 197. Es un tren cómodo y nada hace pensar en la tragedia. «Cuando entras en el tren, estás lleno de confianza, y, después, todo se convierte en un infierno», contaba hace poco a La Voz un militar retirado que viajaba desde Madrid y que es uno de los heridos que declaró en el juicio por el accidente, que se celebra en Santiago desde el 5 de octubre (terminará el próximo jueves) en una gran sala de vistas habilitada en la Cidade da Cultura.

Ha pasado mucho tiempo y las víctimas y los testigos (más de 500 y 125 peritos) tienen que volver la vista a aquel 24 de julio. ¿Qué vieron?, ¿qué oyeron?, ¿dónde iban sentados?, ¿a quién perdieron en el accidente? No es fácil enfrentarse a esos recuerdos.

Es un juicio complejo, el mayor de la historia de Galicia. Hay casi 500 perjudicados, 154 acusaciones, 110 abogados, 47 procuradores, el fiscal, y la jueza que dirige el juicio y que será la encargada de dictar la sentencia. La magistrada es María Elena Fernández Currás, titular del Juzgado de lo Penal número 2 de Santiago. Hay dos acusados, el maquinista Francisco José Garzón, y el directivo del ADIF Andrés Cortabitarte, que era director de Seguridad en la Circulación cuando se puso en funcionamiento la línea. Se les imputan 80 delitos de homicidio por imprudencia grave profesional, 145 de lesiones y uno de daños. Aunque el fiscal del caso, Mario Piñeiro, sorprendió el pasado junio al retirar la acusación que mantenía desde el inicio contra el directivo del ADIF por considerar que no infringió ninguna norma. Y añadió, respecto a Cortabitarte: «Si tengo dudas, no puedo decir que ha cometido un delito».

«La curva en sí misma no es peligrosa. Lo que la hace peligrosa es el maquinista»

Todo lo contrario sucede con el maquinista. El fiscal lo considera único responsable del siniestro y pide para él cuatro años de cárcel. En la explicación de su postura, Mario Piñeiro dijo que, gracias a los registros del tren, se sabe «con precisión matemática» qué pasó el día del accidente. Para el fiscal, la causa directa fue la llamada que el interventor le hizo al maquinista para preguntarle por el andén de Pontedeume. «La llamada la calificaría como la mayor desgracia que se podría producir. Sucede en el peor momento posible. Hablo de desgracia porque es lo que desencadena todo lo demás, es causa del accidente, pero no tiene relevancia penal porque esta persona [el interventor] no tiene control sobre la situación. Lo tiene el maquinista». El fiscal admitió que hubo avisos sobre la seguridad de la curva, «pero este accidente se explica por el comportamiento del maquinista. No hay otra causa ni circunstancia que lo explique». Y concluyó: «La curva en sí misma no es peligrosa. Lo que la hace peligrosa es el maquinista».

Familiares de las víctimas vuelven este lunes a la curva de Angrois

Las víctimas del Alvia volverán el lunes, día del aniversario del accidente, al tramo de la red ferroviaria en el que se produjo el siniestro. Un acto conmemorativo en el que se rendirá homenaje a los pasajeros de aquel tren. Previamente, las víctimas se han citado a las 11.30 horas en la estación de tren de Santiago, desde donde comenzarán a andar en dirección a la plaza del Obradoiro. Una vez allí, protagonizarán una concentración pidiendo responsabilidades por el siniestro.

Ya por la tarde, tienen previsto desplazarse, como hacen cada año, hasta el lugar del accidente. A las siete, se reunirán en Angrois y darán voz a los fallecidos con un homenaje a todos los que perdieron la vida en la curva de A Grandeira. Allí esperarán el paso del tren que llega desde Madrid y que diez años atrás causó una de las peores tragedias vividas en Galicia.

El pasado domingo, se celebró una asamblea en el pazo de Faramello, convocada por la plataforma de víctimas. Un acto en el que se ttuvo muy presente el juicio que se está celebrando. «Exigimos responsabilidades ante una tragedia que pudo haberse evitado», resumió el presidente de la plataforma, Jesús Domínguez.

Además de recordar a las personas fallecidas, con estas movilizaciones, las víctimas de la tragedia del tren Alvia también tratan de exigir justicia y reparación, ahora que el juicio entra en su recta final y que esta semana quedará visto para sentencia.