Un hombre contrata a un albañil para reformar su piso en A Coruña y se lo okupa

Alberto Mahía A CORUÑA / LA VOZ

GALICIA

Vivió tres años en la vivienda amenazando de muerte al dueño

13 abr 2024 . Actualizado a las 14:10 h.

El propietario de una vivienda de la calle Andrés Antelo, en el barrio coruñés de Monte Alto, decidió reformarla. Como tenía buen trato con un albañil, a finales del 2021 le confió la obra. El hombre aceptó y pidió al dueño un adelanto de 6.000 euros para los primeros materiales. Una semana después, el casero acudió al piso para comprobar la marcha de los trabajos cuando se encontró con la cerradura cambiada. Se cansó de llamar al timbre hasta que una voz femenina se escucho en el interior. Le dijo que la casa era de su novio y no tenía pensado abrirle. Y así, hasta este pasado jueves, cuando el okupa, su pareja, el perro y un joven al que le tenían alquilada una habitación optaron por irse ante la presión ejercida por la empresa de desokupación DIO Express.

Fueron cerca de tres años los que esa gente permaneció en la vivienda negándose a ir. Al principio, el propietario fue por las buenas, pidiéndole «por favor» que se fuera de la vivienda, perdonándole incluso aquellos 6.000 que le había entregado y ni un euro fue destinado a trabajo alguno. Ni una bombilla cambió el okupa, que dejó la casa «muchísimo peor de lo que la había encontrado», según explica el gerente de Dio Express, Francisco Fernández.

Como las buenas palabras no le sirvieron de nada al propietario, lo amenazó con presentar una demanda por desahucio. Y esto le contestó el que se hizo con la vivienda: «Pues vete. A mí de aquí solo me va a echar un juez». No quedó ahí la cosa. Cuando el dueño, «ya cansado de ser tan bueno porque en cierto modo conocía al que le okupó el piso», decidió poner la denuncia, comenzaron las amenazas de muerte. En una ocasión, el usurpador acudió a su domicilio armado con un cuchillo, produciendo cortes en la puerta.

Aquello ya fue la gota que colmó el vaso. El propietario, visto que la Justicia no actuaba y sentía miedo por lo que le pudiese hacer aquel hombre, contrató los servicios de la empresa de desokupación. «En 15 días recuperamos las llaves», cuenta su gerente, Francisco Fernández.

Sobraron varias visitas a la vivienda «para hacerle ver al okupa que de no irse se iban a ver obligados a poner seguridad en el portal y que no les iban a dejar acceder», recuerda Fernández. Para evitar esa incómoda situación, el hombre, su novia, el perro y el que tenían de inquilino aceptaron abandonar la propiedad. Al equipo de desokupa no lo amenazó. Ni sacó un cuchillo. Se comportó con educación y se marchó. Dejando la vivienda en un estado deplorable y con las habitaciones repletas de basura y mal olor.