Las secuelas que sufrió en un accidente de coche en el 2008, que también afectó a Ana Torroja, han dejado en números rojos a la popular actriz de los noventa
04 ago 2016 . Actualizado a las 20:56 h.La que fue uno de los rostros más conocidos de la televisión de los noventa atraviesa uno de sus peores momentos. Esther Arroyo, elegida Miss España en el 1990 y habitual en la pequeña pantalla de aquella década, ha revelado su precaria situación a la revista ¡Qué me dices!, y lo ha hecho con una simple frase: «Estoy arruinada».
La vida de la modelo y actriz -que participó en series como Periodistas o Un paso adelante- sufrió un punto de inflexión en el año 2008. Tras sufrir un sonado accidente de coche en Cádiz, en el que también se vieron envueltos Ana Torroja y un amigo de la modelo, unas duras secuelas llevaron a la modelo a un largo proceso de rehabilitación que han dejado sus cuentas en números rojos.
En la entrevista, la actriz relata cómo su tratamiento la ha obligado a vender sus pertenencias -incluida su casa- para poder costearse unas terapias que «necesitaba». «¡El dinero lo hemos tenido que gastar por las terapias! Podría haberme quedado con la rehabilitación de la Seguridad Social y... seguramente seguiría en silla de ruedas, pero hubiera cobrado más pensión. No era eso lo que yo quería», asegura una Esther Arroyo que desde el 2015 cuenta con una invalidez permanente que le impide desarrollar su actividad profesional: «Me dedico a lo que me han dejado, me han quitado el pilar de mi economía. ¡Vamos, que me han arruinado! Me dieron una invalidez que me impide trabajar en mi profesión».
A pesar de todos los problemas que lleva a cuestas, Esther Arroyo no pierde la esperanza: «El truco está en luchar, no solo por mí sino por los míos». Para su marido, Antonio Navajas, tiene grandes palabras: «Ha estado a mi lado, sufriendo y riendo conmigo. Ha sido mi bastón, mi ánimo y mi fuerza».
Con la imposibilidad de volver a la pequeña pantalla, donde le encantaría participar en formatos como Tu cara me suena, Esther Arroyo lleva años intentando buscarse las habichuelas en otros sectores. Ahora mismo regenta un negocio de alquiler de tablas de paddle, bicicletas y segway, mientras ya piensa en ampliar sus proyectos: «Espero abrir un chill out para tomar mojitos».