Alende, todavía juvenil, comenzó de delantero y fue reconvertido al centro de la defensa en juveniles
07 dic 2015 . Actualizado a las 12:57 h.Cuando llegó al Celta procedente del Cidade de Santiago jugaba de delantero, luego lo reconvirtieron hasta el mediocentro, en juveniles los técnicos de A Madroa decidieron que podía dar un buen central y con 18 años, aún en edad juvenil, debutó como zaguero en Primera División. Esa es la historia, en una edición de bolsillo, de Diego Alende (Santiago, 25 de agosto de 1997), la última perla de la cantera celeste que llega a la cima y que por lo menos tendrá una semana más para mantenerse ante la falta de efectivos en el centro de la defensa del conjunto vigués.
Alende se inició en el mundo del fútbol en el desaparecido Ciudad de Santiago, pero Toni Otero, entonces director de cantera del Celta, enseguida se fijó en él. Lo fichó aún en edad benjamín y durante su primer año en Vigo se echó toda una temporada entrenando solo porque en la estructura base del conjunto vigués, entonces, no había jugadores de su edad. Lo hizo al año siguiente y como delantero, su primera posición en el mundo del fútbol. Una demarcación que no le duró mucho, porque enseguida los notables de A Madroa decidieron reubicarlo como mediocentro. La sala de máquinas del infantil y el cadete también fue una estación de paso, hasta que llegó a edad juvenil. Entonces, como en todo el fútbol español, el Celta tenía un déficit de centrales, y una de las soluciones fue probar a Alende en esa demarcación. Ahí comenzó todo.
«La primera característica es la capacidad de trabajo que ha tenido hasta ahora. Estamos hablando de un jugador que era mediocentro hasta juveniles y por sus condiciones en el club se decidió que tenía posibilidades de jugar de central y lo asimiló bien. El primer año le costó bastante pero el segundo ya vimos de lo que era capaz», comenta David de Dios, el técnico de los éxitos del Celta juvenil y el técnico que lo ha moldeado en las dos temporadas anteriores.
De Dios lo califica como «un central muy fuerte y aunque ves su constitución y da la impresión de que es un poco lento no es así. Y el balón lo maneja bien. Diría que no es un central de 10 en algo pero si de 8 en todo». Alende, como todos los productos de la fábrica celeste, ha ido bajando de peso en su evolución hacia el primer equipo. El trabajo de gimnasio ha ido moldeando un cuerpo todavía por definir.
La temporada pasada Alende, con 17 años, comenzó a asomar la cabeza acudiendo a entrenamientos con el Celta B e incluso haciendo alguna inclusión con Berizzo en el primer equipo, pero el paso adelante definitivo llegó el pasado verano cuando el Toto decidió llevárselo a la concentración de Alemania. Desde entonces ha sido un asiduo en el campo principal de A Madroa, aunque por contra, no acababa de asentarse como titular en el filial, en donde sus últimas actuaciones habían sido de mediocentro de contención en partidos a domicilio.
Ahora, su vida sufre un cambio radical al hacerse un hueco como central titular ante las necesidades del primer equipo. Diestro cerrado, quienes lo conocen le recomienda que sea más atrevido con el balón y que perfeccione el lanzamiento en largo, una de las armas más necesarias para un central. «Tiene unas buenas condiciones para jugar, pero a veces no las demuestra, pero lo conseguirá con el paso del tiempo porque no podemos olvidar que solo lleva dos años como central», puntualiza De Dios.
Alende, que ha demostrado tener la cabeza en su sitio en los ya muchos años que lleva asentado en Vigo, tiene ahora que saber digerir el momento, igual que el propio club para no crear otro caso David Costas -que también había debutado ante el Betis, en Sevilla y por una expulsión-. Aún en edad juvenil, el compostelano necesita por encima de todo tranquilidad. «Está comenzando. Lo que tiene que hacer es ayudar en todo lo que pueda al Celta B y al primer equipo cuando lo requiera. Su cabeza está súper amueblada, tiene muy claro dónde está y lo que tiene que hacer e irá dando los pasos precisos». Un central de futuro, pero por terminar de formar.
Toni Otero lo fichó en edad benjamín del Cidade de Santiago y durante un año solo pudo entrenar
Trabajador, competitivo y con mucha autoconfianza
Diego Alende es un valor seguro. Lo dicen quienes le conocen desde su etapa de formación y los que ahora lo ven llegar al fútbol profesional. Luis Santiago, seleccionador gallego sub-18, recuerda que con él el compostelano ya había jugado como central, aunque del mismo modo recuerda su época de mediocentro. Más allá de la posición, Santiago le define como un futbolista que «tiene calidad criterio para sacar el balón y que se incorpora con criterio y soltura al equipo», aunque especialmente a nivel defensivo destaca por encima de todo «lo bien que va de cabeza» y que es un excelente marcador «porque está siempre muy concentrado». Aunque por encima de todo habla «de la confianza en sí mismo, porque tiene mucha personalidad, y eso le hace estar muy seguro de sí mismo», una condición de la que piensa, incluso se contagian sus compañeros.
José Luis Riveiro, ahora como entrenador en el fútbol finlandés, no lo dirigió en la cadena de filiales del Celta, pero recuerda de verle entrenar que se trata de un jugador «que ha progresado mucho en los dos últimos años. Es muy trabajar, serio y humilde, y además muy competitivo y muy regular».
En clave actual, dos ex del Celta como Mosquera y Moncho Carnero coinciden en apuntar que se trata de un joven con mucha proyección pero que debe quemar etapas, al que no se puede juzgar por un solo partido en Primera. «Estuvo correcto durante los minutos que disputó», comentó Carnero, mientras Mosquera destaca que «siempre es una alegría que debute un chaval», pero aclarando también que queda mucho trabajo por hacer con el en lances como el que costó el gol, en donde Molina estuvo mucho más listo para cogerle la espalda.