
Aspas es el último de una lista de jugadores célticos que volvieron al club vigués después de haberse desvinculado
22 ago 2015 . Actualizado a las 12:36 h.Iago Aspas se ha unido a este verano a un grupo bastante nutrido de jugadores célticos que lo fueron en una primera etapa y que, tras desvincularse y probar suerte en otros destinos, regresaron a Vigo para continuar su carrera futbolística y, en buena parte de los casos, para finalizarla. La experiencia de la mayoría deja entrever que segundas partes a veces sí que son buenas.
Francisco Bao, Sansón (1924-2012) es el jugador de menor edad que ha debutado en Primera y lo hizo en el Celta con 15 años en 1939. Pese a aquella primera oportunidad, el club le consideraba demasiado joven para tener un sitio en la máxima categoría y, tras seis partidos distribuidos a partes iguales entre dos temporadas, en 1941 se marchó a la Cultural Leonesa y de allí, Sporting y al Oviedo. Ya con 26 años, en 1950, retorna al Celta, donde permanecería hasta 1955. Se retiró al año siguiente en Xerez.

El ferrolano Juan Rodríguez Aretio (1922-1973) militó en el Celta entre 1943 y 1949. Con un protagonismo notable durante esas temporadas, los 12 goles que logró en la última fueron el empujón para que el Barcelona se lo llevara. Tras recalar luego en el Murcia y Sporting de Gijón, regresó al Celta en la temporada 1952/1953. Aunque ya tenía 31 años y su papel fue más discreto, todavía pudo marcar dos goles en seis partidos a las órdenes de Iragorri, primero, y Zamora, después. Su último choque fue el derbi en Riazor que acabó del 24 de enero de 1954. Su vinculación con el Celta seguiría tras colgar las botas, pues fue entrenador en los cursos 1961/1962 y 1972/19773, pasando entre medias por Recreativo, Mellilla y Oviedo.
El caso de Adolfo Atienza (1927-2008) guarda algunas similitudes con el de Aretio. El delantero madrileño también dejó el club por el interés de uno de los llamados grandes, en su caso el Real Madrid, y también volvió para colgar las botas. Fue céltico entre 1948 y 1952 -45 goles en 109 partidos- y, tras su paso por el club blanco, por el Las Palmas y por el Jaén, vistió de celeste de nuevo entre 1958 y 1960 antes de retirarse en la Ponferradina.
Especialmente curioso resulta el ejemplo del vigués José Domínguez (1940-2000), que inició su carrera en el Celta y cuyo regreso se produjo tras diez temporadas en el Deportivo de la Coruña, alternando la Primera y la Segunda con ascensos y descensos continuos en aquellos años. En su primera etapa celeste, con 19 y 20 años (entre 1959 y 1961), apenas tuvo minutos, lo que le llevó a buscarlos en A Coruña. Allí se consolidó como lateral, de modo que el Celta quiso recuperarlo por tres temporadas entre 1971 y 1974. Fue un jugador importante en ese período, en el que además disputó los dos partidos de la primera eliminatoria europea del Celta.

También Félix Carnero forma parte de este grupo. Céltico desde juveniles, su escasa participación en el curso 1967/1968 en el Celta de Eizaguirre le llevó a fichar por el Castellón, donde militó durante cinco temporadas. En su caso, la etapa donde realmente destacó fue la segunda, entre 1974 y 1979, llegando a disputar 127 partidos de liga en los que anotó 22 goles. Se integró en el cuerpo técnico tras colgar las botas y en la temporada 1983/1984 llegó a entrenar al primer equipo.
Manuel Baltasar Alonso, conocido como Noly, debutó en el Celta en 1979 y continuó en el club hasta 1983, cuando la falta de minutos le llevó a cambiar de aires. Recaló en el Logroñés y, después de tres años allí, volvió a Vigo para tener un papel protagonista en Primera con Maguregui, Villar y José Manuel Díaz Novoa en el banquillo. En la temporada 1987/1988 hizo sus únicos tres goles como celeste.

Formando en la cantera del Celta, Noguerol acumuló varias cesiones mientras esperaba su oportunidad en el primer equipo del Celta. Finalmente, tras estar a las órdenes de Víctor Fernández en la temporada 2000/2001 pero disputar únicamente cuatro partidos -su competencia eran centrales como Cáceres, Djorovic o Berizzo- , se fue al Elche, para luego recalar en Salamanca, de nuevo Elche y Albacete, siempre en Segunda. En el 2008, y con el Celta también en la categoría de plata, regresa a Vigo por dos temporadas a las órdenes de Pepe Murcia y luego de Eusebio Sacristán. Por fin tuvo sitio en el primer equipo con 24 y 28 partidos disputados, pero en el 2010 el Celta decidió no renovar su contrato.
Reciente es también el caso de David Rodríguez. Su primera parte en Vigo fue en calidad de cedido por el Almería en el curso 2008/2009. Su buena temporada en Segunda, con ocho goles en 36 partidos, hizo que el equipo ya presidido por Mouriño quisiera recuperarle en la campaña 2010/2011, en la que sobresalió con 17 dianas en 37 encuentros. Sus tantos también fueron importantes al año siguiente para el ascenso, que propició su salida como cedido. Sin lograr convencer a los técnicos célticos para jugar en Primera, acabó desvinculándose en enero del 2014.

Otro cedido con el que el Celta se hizo luego en propiedad es Fabián Orellana. El chileno aterrizó en Vigo en el curso 2011/2012, a préstamo por parte del Granada, club al que retornó terminada aquella temporada del ascenso. En el mercado de invierno del 2013 fichó de nuevo por el Celta y, aunque al principio le costó hacerse un hueco y al año siguiente Luis Enrique llegó comunicarle que no contaba con él, con el tiempo recuperó su mejor versión.
Además, son multitud los futbolistas que pasaron algún año fuera como cedidos y luego regresaron, pero sin dejar de pertenecer al Celta entre medias, a diferencia con quienes integran esta lista. Es curioso lo sucedido con Agapito Viñas, que militó en el Rayo coincidiendo con su servicio militar. También podría incluirse a Oubiña, que estuvo fuera por un período de tiempo muy corto, pues la lesión que marcó su carrera precipitó su vuelta a Vigo.