
El hispano-brasileño, de regreso en España para entrenar en Torremolinos, echa la vista atrás para valorar su etapa en el conjunto vigués
06 jul 2016 . Actualizado a las 09:13 h.Ha vuelto a la actualidad por su fichaje como entrenador-jugador del Zenit de Torremolinos, pero en la historia del Celta siempre será la Gaviota que marcó 46 goles en 150 partidos de la época dorada y que llegó a Vigo como el fichaje más caro de la historia. Catanha asegura que lleva al Celta en el corazón y que, en los doce años que han pasado desde su amargo adiós al equipo, nunca ha dejado de mirar de reojo hacia la ciudad donde vivió una etapa «increíble».
-Llegaba al Celta tras haber sobresalido en Málaga y lo hacía como el fichaje más caro de la historia del club. ¿Suponía una responsabilidad añadida?
-Sí, sabía que tenía una responsabilidad grande. Habían pagado mucho por mí y no quería decepcionar a nadie. Mi llegada fue espectacular, con 6.000 personas para recibirme en la presentación a los que les quería devolver esa confianza. Luego lo di todo en cada entrenamiento, con mucho sacrificio, e hice muchos goles. Creo que fueron tres temporadas muy buenas, impresionantes.

-Antes de fichar lo tenía casi hecho con otro equipo. ¿Qué fue lo que pesó para que viniera?
-Es cierto que tenía firmado un preacuerdo con el Deportivo, pero me llamó el míster, Víctor Fernández, y me convenció para ir a Vigo. Me insistió en que contaba conmigo, en que con él y con el resto de jugadores que había entonces en el equipo iba a estar bien. Entonces rompí con ellos y me fui al Celta, al que tengo mucho que agradecer por todo lo que me dio.
-Hablaba de los futbolistas que tenía el equipo en aquel momento. ¿Cómo era jugar al lado de jugadores con tanta calidad?
-Una satisfacción enorme, tener esos compañeros siempre te lo hace todo mucho más fácil. Teníamos a Mostovoi, Karpin, Gustavo López, Cáceres, Berizzo, Giovanella... Recuerdo plantillas realmente muy buenas en todas mis temporadas en el Celta.
-Pese a ello se les resistió aquella Copa del 2001, de cuya final se acaban de cumplir 15 años. Pasado el tiempo, ¿cómo analiza lo que ocurrió?
-Entramos en el partido convencidos de que íbamos a ganar y fue ahí donde nos equivocamos. En nuestra mente teníamos garantizada esa victoria y nos olvidamos de que había que demostrarlo en el campo. Empezamos bien, pero nos remontaron el partido. Eso y el descenso del 2004, cuando me fui a Rusia, son lo único negativo de esa etapa.

-Tras esa cesión el Celta no contó con usted. ¿Le quedó un sabor amargo?
-Sí, me dejó triste porque podía haber estado perfectamente más tiempo en el club. No fui yo quien tomó la iniciativa para ir a Rusia. Luego empezaron los rumores de si había firmado en Ucrania, pero yo lo que quería era estar más tiempo en Vigo, además tenía un problema de pubis y si me marché fue por la presión para hacerlo. Pese a eso llevo el Celta siempre en el corazón.
-¿Con qué momento se queda de lo vivido de celeste?
-Tantísimos partidos en los que la afición cantó la Rianxeira... Pero quizá me quedo con la clasificación para la Champions, que fue muy especial, y con el partido en UEFA frente al Estrella Roja, en el que marqué el que para mí es mi mejor gol con el Celta y que de vez en cuando lo cojo y lo veo de nuevo. Teníamos una plantilla de ensueño.

-¿De dónde venía aquello de La Gaviota?
-Vino de un partido contra el Las Palmas con el Málaga, me dio mucha suerte con el equipo y luego por suerte volé muchas veces en Balaídos. Es curioso, porque dentro del estadio siempre había como mínimo dos o tres gaviotas y me llamaba mucho la atención, sobre todo porque yo ya venía con esa manera de celebrar de antes.
-Su rendimiento en Vigo le llevó incluso a la selección. ¿Cómo lo vivió?
-Como una gran sorpresa para mí que no me esperaba para nada. Fue otra de las muchas cosas buenas que me trajo el Celta y otra experiencia especial que forma parte de mi vida gracias al Celta.

-¿Ha vuelto a la ciudad recientemente?
-Hace ya dos años de la última vez que estuve. La gente siempre es muy cariñosa conmigo, me recuerda y tengo además muchos amigos que que creo que los tendré ahí siempre. Hay mucha gente con la que hablo a menudo, a la que me une una gran amistad y que son como otra familia para mí. Mi paso por Vigo no solo fue positivo deportivamente, que también, sino por la gente que me encontré allí y que se ha portado muy bien conmigo.
-¿Qué imagen guarda del Berizzo futbolista y compañero suyo de vestuario que hoy es entrenador del Celta?
-Era una persona muy carismática, que siempre quería ganar. Teníamos varios líderes dentro del vestuario, pero él era sin duda uno de ellos. Tenía ese perfil de entrenador que puede llegar a hacerlo bien y lo está demostrando. En el vestuario ya se le veía que podía ir por ese camino, ¡hablaba mucho!

-¿Ve alguna similitud entre el Celta de aquellos años y el que este año ha vuelto a clasificarse para Europa?
-Cada uno en su época, pero nosotros teníamos un equipo muy bueno y ahora lo han vuelto a tener, con jugadores que ya han hecho historia en el club, como Nolito, y que la pueden seguir haciendo, como Aspas. Nosotros logramos cosas importantes, pero lo que cuenta es el momento, el presente, ahora el Celta está de nuevo muy bien y tiene que mantener esa ilusión.
-¿Ha seguido mucho al Celta en estos años?
-Sí, desde que salí siempre he estado muy pendiente del día a día del club, también del Málaga y de otros equipos por los que he pasado, pero del Celta de una manera especial. Y este año mucho más. Como decía, lo llevo siempre en mi corazón.

-Ahora comienza una nueva etapa en el Zenit de Torremolinos, ¿cómo surgió esta oportunidad?
-Me llamó el presidente y me presentó un proyecto muy interesante para ascender a Tercera. Se está formando un equipo muy bueno y me pareció una buena manera de empezar. Tengo muchas ganas de comenzar y de que las cosas salgan bien.
-Además, será entrenador y jugador.
-Sí, en los últimos años estuve en Brasil y siempre he seguido muy activo. Tengo 44 años pero estoy fino, con muchas ganas de ayudar y de que mi experiencia sirva a este equipo para salir juntos adelante y que vaya lo mejor posible.
